Parece que sea casi a diario cuando nos hacemos eco de alguna bicicleta eléctrica proveniente de alguna pequeña y emergente compañía que se adentra en el sector del pedal. Una de las últimas en hacerlo es la empresa francesa Angell, que ha presentado la Angell S.
Es particularmente llamativo que a menudo entre todas estas empresas emergentes, el concepto de la bicicleta eléctrica en cuestión que presentan se desmarque en algún sentido con respecto a lo establecido entre los fabricantes tradicionales. Tal vez el ejemplo más claro de todos sea la Rayvolt X One, que acompaña con una buena carga tecnológica su excéntrico diseño, quien además por concepto rivaliza directamente con la protagonista de este artículo.
La Angell S también propone un diseño claramente distinguido con respecto al grueso de bicicletas eléctricas que encontramos en el mercado, y lo hace a base de una imagen que luce un fuerte componente tecnológico. Los mayores encargados de esto son su faro de led integrado en el manillar, así como también la pantalla táctil ubicada entre la tija y el propio manillar.
Por características la podríamos catalogar a mitad de camino entre una bicicleta eléctrica urbana y una de gravel, aunque bien es cierto que su razón de ser es servir como herramienta de transporte, por lo que se antoja como una commuter con atributos deportivos. Su horquilla delantera rígida de fibra de carbono es prueba de ello.
Angell S.
No obstante, no será ni su pantalla táctil de 2,4 pulgadas ni su cuidado diseño lo que más llamará la atención a nuestra vista, sino lo que parece ser una plataforma de carga sobre su rueda trasera, pero nada más lejos de realidad.
Esta protuberancia que cobra protagonismo, y que parece una extensión del cuadro de la Angell S no es otra cosa que la batería. Tiene forma de 'U' (así evita que la suciedad que despide la rueda trasera se adhiera a su parte central) y como particularidad alberga la luz de freno trasera, así como los intermitentes.
Tiene una capacidad de 144 Wh y aunque las hay de mayor tamaño, siendo así de comedida ayuda a que el peso total de la bicicleta no sea demasiado pronunciado (pesa 15,9 kilos), y aún es capaz de promediar una autonomía con una carga completa de entre 70 y 90 kilómetros. Una distancia de asistencia al pedaleo que resultará sobrada para aquellos que se mueven entre núcleos urbanos a diario. Para recargarla necesitará, según sus responsables, un total de 2 horas enchufada a una toma de corriente doméstica.
Angell S.
El motor eléctrico se ciñe al máximo legal europeo con sus 250 W de potencia, y asiste al pedaleo eléctricamente hasta los 25 kilómetros por hora.
La transmisión de 9 relaciones y el sistema de frenado están fabricados por el especialista Tektro. Sin embargo lo que de verdad pone del lado de la Angell S a sus potenciales compradores es el compendio de soluciones tecnológicas que trae consigo. Entre otras cosas goza de sensor de alertas y caída, luces hiperbólicas, sonidos de ayuda a la navegación para no despegar la vista de la carretera, conectividad con Apple y Android, bloqueo automático y vigilancia por geolocalización.
A través de su pantalla táctil de 2,4 pulgadas se tiene acceso a datos habituales como la velocidad, carga de la batería o asistencia eléctrica del pedaleo, pero también suma navegación GPS e índice de contaminación.
Angell S de cuadro sin tubo low-step.
Dado el despliegue tecnológico, su faceta práctica, y su ligero peso (sin olvidar su horquilla de carbono) los 2.690 euros que cuesta casi hacen no poder justificar el desembolso por otra bicicleta de precio similar. Está disponible en tres colores distintos y las primeras entregas están previstas para este mismo verano.
