Fisker aún no ha sido declarada oficialmente en quiebra, pero está dando todos los pasos necesarios para que esto suceda más pronto que tarde. La única salvación que se contempla para la compañía de coches eléctricos es que llegue un gran inversor y se haga con la compañía o, alternativamente, que un grupo automovilístico la adopte en su seno. Ambas opciones parecen realmente difíciles de conceder, por lo que la cúpula de la compañía está tomando ciertas medidas que podrían considerarse como ‘desesperadas’.
En los últimos meses sabíamos de las ofertas y descuentos que la marca estaba ofreciendo a algunos clientes, pero la nueva medida de la firma es ofrecer coches eléctricos a sus empleados por un precio de sólo 20.000 dólares. Esto no sólo hace que el Ocean se presente como todo un ‘chollo’, sino también como uno de los vehículos eléctricos más asequibles que se pueden comprar a día de hoy.
Concretamente, esta medida apunta a que los empleados podrán pedir un Ocean con cualquier tipo de acabado (Ultra, Extreme o One) por sólo 20.000 dólares y siempre a través del distribuidor oficial de la marca en Newport Fisker, en Costa Mesa, California.
Recordemos que el Fisker Ocean Ultra, la versión más accesible del SUV eléctrico, contaba en su lanzamiento con un precio de partida en Estados Unidos de 52.999 dólares, mientras que el Extreme y el One partían de 61.499 dólares y 68.999 dólares, respectivamente. Ahora, los tres cuentan con un mismo precio de apenas 20.000 dólares.
Todo esto ha salido a la luz después de que se publicara en Reddit una copia de un correo electrónico enviado por la marca a sus trabajadores. No obstante, pese a que puede ser considerado como un ‘chollo’, lo cierto es que en el propio e-mail se puntualizan algunos ‘peros’ sobre este ofrecimiento.
Tal es la situación de Fisker que, para muchos, hacerse con un coche eléctrico como el Ocean por sólo 20.000 dólares es algo directamente casi impensable. Pero desde la marca no quieren pillarse más los dedos y puntualizan lo siguiente: “No se hace ninguna declaración sobre qué cobertura de garantía estará disponible en el futuro, incluyendo si estarán disponibles servicios, repuestos y/o actualizaciones…”.
Es decir, el coche está disponible para todo empleado que lo quiera, pero con la particularidad de poder ‘quedarse tirado’ en la obtención de reparaciones o repuestos en un futuro si la compañía finalmente se disuelve debido a su estado de bancarrota. Es un riesgo que deberá correr quien quiera hacerse con esta oferta.
Sin embargo, por baja que sea, también cabe la mínima posibilidad de que la marca resucite en algún momento, con lo que podrán decir que se compraron un vehículo eléctrico por sólo 20.000 dólares, unos 18.500 euros al cambio actual.
Sea como fuere, la marca parece prácticamente condenada a caer en la bancarrota. Los problemas se han ido acumulando en los últimos meses. Algunos ejemplos han sido realmente llamativos: la Bolsa de Nueva York la excluyó por no cumplir unos pagos por valor de 8,4 millones de dólares, incumplió un prestamos de 3,5 millones, ha recibido una demanda por Magna Steyr y actualmente el Ocean está siendo investigado por la NTHSA por unos frenos defectuosos. Es decir, no son los mejores tiempos para todo lo que rodea a la firma.