Elon Musk, CEO de Tesla, ha confirmado el interés del Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudita (PIF), administrado por su gobierno, en participar en el proceso de exclusión de Tesla del mercado bursátil. El PIF se ha hecho con casi el 5% de las acciones de Tesla, tras invertir 2.000 millones de dólares en la compañía californiana. La intención del gobierno saudí es ampliar esta inversión, lo que provocaría la privatización de la compañía y su salida de bolsa.
El dirigente está manteniendo reuniones con los grandes inversores de la compañía para informarles de la situación. Cuando avancen las negociaciones les proporcionará más detalles sobre el plan, que se realizará a base de capital y no a través de deuda. Musk también ha querido aclarar que los 420 dólares (365 euros) por acción que fijó en su día en relación con el proceso de salida de bolsa, iba dirigido a los accionistas que abandonaran la compañía cuando esta fuera privada.
Según indica Bloomberg este movimiento del gobierno saudí pretendería proteger su principal fuente de riqueza: el petróleo. "¿Será su intención comprar Tesla para hacerla desaparecer?". Musk afirma que el fondo soberano saudí se ha acercado a él varias veces, desde principios de 2017, en relación con la privatización de Tesla.
El Príncipe Heredero de Arabia Saudita, el Príncipe Mohammad, ha proclamado la necesidad de que el país abandone "la adicción al petróleo". Según Ellen Wald, experta en inversiones de la revista Forbes, historiadora y consultora en energía y geopolítica, ese objetivo sería posible con una inversión más prometedora que la compra de una gran participación en Tesla. Además permitiría cumplir los dos objetivos principales del Programa saudí de Inversiones Públicas (PIF, por sus sigas en inglés): aumentar el empleo en Arabia Saudita, y por tanto hacer crecer su economía, y aumentar el tamaño de los fondos con los que reinvertir.
Baterías para proteger el petróleo
Según Wald, la mejor forma de proteger el petróleo sería invertir los fondos que pretenden dedicar a Tesla en laboratorios de investigación de baterías, una tecnología "que está frenando nuestro progreso energético global". La gran capacidad de generación de energía mediante combustibles fósiles, materiales nucleares y sistemas renovables, como los generadires eólicos, hidráulicos, solares u orgánicos no se ve respaldada por la capacidad de almacenamiento. "Una revolución en la tecnología de la batería cambiaría nuestro mundo, tal vez como lo hizo la máquina de vapor hace más de 200 años", dice Wald.
El pasado otoño Arabia Saudita anunció un gran plan de inversiones para su ciudad más industrial y tecnológica, Neom. Situada al noroeste del país, es una ciudad abierta a los negocios y a la innovación. Este anuncio, por ahora, no se ha materializado en ninguna inversión importante y todavía no está claro que se construirá allí.
Wald sugiere un laboratorio para albergar las investigaciones sobre baterías con científicos e ingenieros de todo el mundo. El dinero que el PIF pretende dedicar a la compra de Tesla daría para contratar las mentes más innovadoras del mundo.
Arabia Saudita está llena de ingenieros y científicos subempleados, muchos de los cuales han estudiado en universidades occidentales. Habría necesidad de geólogos, químicos, físicos, ingenieros y muchos otros empleos. "Incluso si la gran mayoría de los puestos de alto rango en el laboratorio de baterías fueran ocupados por extranjeros, no hay ninguna razón para que los saudíes no encuentren empleo en puestos de nivel medio y bajo, donde puedan adquirir experiencia y avanzar", dice Wald.
Además, las ventajas fiscales que ofrece Arabia Saudita, donde no hay impuestos sobre la renta, sería un aliciente para ellos. La situación de la ciudad, cerca de Europa, y a pocas horas de vuelo de India, Corea o Japón, puede hacer todavía más atractiva esta inversión.