Torqeedo, una empresa especialista en sistemas de propulsión eléctrica e híbrida para barcos, suministrará el sistema de propulsión del primer bote salvavidas de caída libre del mundo movido por esta tecnología. La empresa holandesa Verhoef ha sido la encargada de diseñar y fabricar la embarcación de salvamento, que ya ha superado la fase de pruebas y está preparada para su comercialización.
Los botes salvavidas de caída libre se utilizan en las plataformas petrolíferas, que, por su especial diseño, necesitan instalar las embarcaciones de salvamente a una altura considerable. Cuando caen al agua, inicialmente, se sumergen por completo, por lo que todos sus componentes, capota, sistemas de seguridad y sistema de propulsión, deben contar con un diseño muy robusto para soportar las elevadas fuerzas de aceleración e impacto. Verhoef lleva diseñándolos y construyéndolos desde 1960, utilizando para su propulsión motores diésel. Ya en diciembre de 2014, Verhoef realizó las primeras pruebas con embarcaciones similares, pero con propulsión eléctrica, a lo largo de la costa de los Países Bajos, con un gran éxito.
Los botes salvavidas de caída libre se instalan a gran altura en las plataformas petrolíferas
La embarcación, con una capacidad para 32 personas, está fabricada íntegramente en aluminio. Verhoef y Torqueedo han trabajado juntos para implementar un sistema de propulsión que emplea un motor eléctrico intraborda Deep Blue con una potencia de 50 kW, que está completamente integrado en la embarcación. Se alimenta con tres baterías Deep Blue de 94 Ah, las mismas que utiliza el BMW i3, del que procede la tecnología, con una capacidad de 30,5 kWh y una garantía de nueve años.
Según ambas empresas el sistema es capaz de funcionar durante 30 minutos a la mayor velocidad que le es posible y durante 10 horas más al 50% de dicha velocidad. El sistema Deep Blue de Torqeedo también alimenta una bomba de pulverización de agua que permite al bote de salvamento navegar sobre una película de petróleo en llamas.
El bote salvavidas tiene capacidad para 32 ocupantes.
Los costes de funcionamiento, mantenimiento y reparación de los tradicionales motores diésel de las embarcaciones de Verhoef le han llevado a optar por este cambio hacia la propulsión eléctrica. El poco uso que suelen tener estos botes les hacen acumular hollín en sus partes móviles que ocasionan frecuentes daños, lo que provoca serias dudas sobre su fiabilidad en el momento en el que son necesarias y sobre su potencia real para cumplir con su cometido puesto que deben estar listos para utilizarse a cualquier hora del día, cualquier día del año. Además obliga a un gasto extra para transportar el diésel y almacenarlo, mientras que la conexión eléctrica de la plataforma permite que la energía para recargar sus baterías se suministre desde tierra.
Según Martin Verhoef, Consejero Delegado de Verhoef, los propulsores eléctricos podrían llegar a reducir los costes de funcionamiento entre un 90 y un 95% respecto a los botes diésel y representan el futuro de las embarcaciones de salvamento. Aunque por ahora se han centrado en este uso, "creemos que los motores eléctricos también cambiarán el sector de los cruceros y de la navegación", ha dicho.
Interior del bote salvavidas.
Para Christoph Ballin, cofundador y Consejero Delegado de Torqeedo, su tecnología está preparada para asegurar la fiabilidad de funcionamiento en cualquier momento y la resistencia que requiere su particular forma de uso "La tecnología Torqeedo está preparada para afrontar este tipo de retos", ha afirmado.
Por ahora, se utilizará en la plataforma petrolífera Valhall Flank West, propiedad de Aker BP, situada en el campo petrolífero de la costa noruega del Mar del Norte. Si bien esta es la primera vez que se utiliza un sistema de propulsión eléctrica en este tipo de vehículos, está previsto ampliar su número. En todo el mundo existen hasta 500 plataformas situadas cerca de la costa en las que pueden ser empleadas.