La industria del automóvil en la UE, desde la irrupción de los coches eléctricos, no pasa por sus mejores momentos. Y, en Alemania, menos. El mayor fabricante europeo de automóviles vió como el Grupo Volkswagen casi tiene que vender tres de sus fábricas en su territorio o cómo Ford ha anunciado el despido del 14% de su plantilla en Europa, con 2.900 despidos en Alemania.
Precisamente Ford, que en 2024 ya redujo la producción de sus coches eléctricos Ford Explorer y Ford Capri en su planta de Alemania, y al que un estudio predice un futuro complicado en Europa; acaba de dar un puñetazo sobre la mesa, anunciando que invertirá hasta 4.400 billones de euros para reflotar su división europea. Una información que adelantó Reuters.

Pero pide una “agenda clara” a la UE sobre los coches eléctricos
En un comunicado, Ford señaló que, tras esta inversión, que permitirá financiar una estrategia de futuro a varios años, la división europea del Grupo “continuará con iniciativas estratégicas de transformación, centrándose en reducir costes y aumentar la competitividad”.
Por su parte, el vicepresidente de Ford, John Lawler, ha señalado que “Al inyectar capital en nuestras operaciones alemanas, estamos apoyando la transformación de nuestro negocio en Europa y fortaleciendo nuestra capacidad de competir con una cartera de nuevos productos”. Lawler también insistió en que la empresa debe “reducir los costes e impulsar la eficiencia”.
Ahora bien, más allá de este discurso más o menos esperado, Lawler también aprovechó para lanzar un dardo a la UE, al exigir a los responsables políticos europeos que establezcan “una agenda clara” para promover los vehículos eléctricos y “ajustar los objetivos de emisiones” a la demanda de los consumidores.
Un toque de atención que llega después de que la semana pasada, y tras meses de negaciones, la presidenta de la Comisión Europea anunciará la extensión a tres años para que los fabricantes cumplan con la reducción de emisiones contaminantes prevista en la norma CAFE, algo que, sin esta extensión, hubieran debido cumplir para finales de este año, ocasionando sanciones millonarias a los fabricantes por parte de la propia UE.

Sin embargo, Ford ya había encontrado una solución para el problema de reducción de emisiones, al establecer una asociación con el Grupo Stellantis, Toyota, Mazda y con el fabricante de coches eléctricos Tesla para así, ‘diluir’ el exceso de emisiones de los coches térmicos de estos fabricantes con las 'emisiones cero' generadas por los coches eléctricos del fabricante norteamericano.
Ante el cambio de parecer de la UE respecto a los plazos para cumplir con la reducción de emisiones contaminantes, la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen afirmó que debía respetar la "previsibilidad y equidad" para aquellos fabricantes que ya están "cumpliendo los deberes".
Pero parece que Ford, que ya había ‘hecho los deberes’ alcanzando la citada solución y, sobre todo, había invertido miles de millones en electrificar su gama de modelos en Europa; no está demasiado contento con la decisión de la UE y, sobre todo, no quiere más sorpresas en la agenda europea.