La batalla de la conducción autónoma lleva años enfrentando a los principales fabricantes del mundo. Últimamente, la atención se ha dirigido a crear nuevas soluciones eléctricas avanzadas. A pesar de ello se ha convertido en un símbolo de estatus y en un argumento de venta más. Durante mucho tiempo el Autopilot de Tesla ha reinado en la industria por su buen hacer y su gran respuesta, aunque cada vez menos clientes creen en él. Según un estudio realizado realizado por la empresa sin ánimo de lucro Consumer Reports, el programa de Tesla cae estrepitosamente hasta la séptima posición.
No cabe duda de que los de Austin, antes afincados en el gran Estado de California, han sido los grandes dominadores de la industria. Desde el principio, Elon Musk apostó por crear coches lo más autónomos posible. Durante años, el Autopilot de Tesla ha presumido de ser la mejor tecnología de conducción autónoma de todo el mercado, pero sus rivales se han puesto las pilas muy deprisa. Tanto que hoy es Ford, con su sistema BlueCruise, el que se alza con el primer puesto, revelando así a General Motor y su programa Super Cruise.
Hace un año Tesla quedó en segunda posición, lo que ya de por sí fue un pequeño varapalo, pero es que este año ha caído de golpe cinco puestos. El estudio destaca a Ford y GM como los mejores sistemas del mercado, seguidos por Mercedes-Benz, BMW, Toyota y Volkswagen. A continuación se sitúa Tesla y junto a ella Rivian. Mientras que la satisfacción general de los usuarios de Ford ha alcanzado los 84 puntos, en Tesla se han tenido que conformar con apenas 61.
Si miramos detenidamente los resultados podemos ver que el descenso en el ranking no se debe a las capacidades, que obtienen una nota de 9 puntos sobre 10 posibles. Los clientes encuestados penalizan al programa Autopilot por la pérdida de atención que provoca en el conductor y por otros argumentos como la facilidad de uso o la respuesta que puede producir en quien está al volante. Es decir, el problema no reside en las cualidades del sistema, sino en la mala gestión que provoca y en el riesgo inherente de desatención del conductor.
Todo esto llega en un momento de grandes cambios en lo que se refiere a sistemas de conducción autónoma. Los radares de última generación, como el ya famoso LiDAR, están conquistando la industria por sus excelentes cualidades. La combinación con cámaras de vigilancia y otros dispositivos resultan como la mejor mezcla para crear un sistema fiable. Sin embargo, Tesla lo ha apostado todo al equipo de cámaras y a su avanzado software. El Autopilot está en constante evolución. Nuevas actualizaciones llegan casi cada mes, pero, al final, el equipo de cámaras tiene ciertas limitaciones insalvables. Por ese motivo, a finales del año pasado, los ingenieros anunciaron la vuelta a los radares, aunque eso tendrá consecuencias importantes para los clientes.
Todo esto llega en un momento muy delicado para la compañía. Las autoridades están a la caza del programa Autopilot. En California un juez ha impedido a Tesla vender su paquete de asistentes a la conducción de nivel 2 como un programa de conducción autónoma total. La NHTSA tiene abiertas numerosas investigaciones contra la compañía por los numerosos accidentes ocurridos con el Autopilot encendido. Por último, esta misma semana se ha sabido que el famoso vídeo promocional de la conducción autónoma de Tesla, emitido en 2016, no fue más que un montaje que sólo buscaba engañar a los clientes.