La Comisión Europea finalmente decidía hace unos días seguir adelante con los aranceles a los coches eléctricos chinos. Todo, tras una votación en la que muchos países miembros se abstuvieron, y en todo caso no hubo decisiones en contra suficientes para frenar esta medida.
La realidad ahora es que estas tasas de importación de hasta el 35,3%, sumadas al 10% que ya se aplicaba, permanecerán vigentes durante los próximos cinco años, a contar desde que arranque el mes de noviembre de este año 2024.
Los aranceles son negativos para todos
Unos aranceles que el Gobierno chino intentó negociar con Europa, pero sin éxito, pues ni tan siquiera se quiso aceptar el 'precio mínimo' de venta de 30.000 euros para los coches chinos, que el país asiático planteo como alternativa.
La respuesta no se hizo esperar, pues China tiene en marcha nuevos aranceles para el brandy europeo y también quiere aplicar nuevas tasas a los coches de alta cilindrada llegados desde Alemania, así como a los productos lácteos y porcinos, algo que tocaría de lleno a España.
Y como sea, el Banco de España también ha alertado de que estas nuevas tasas de importación podrían hacer que el precio de los automóviles termine por subir todavía más, afectando directamente al cliente final.
Un efecto 'dominó', que además frenaría la transición hacia la movilidad 100% eléctrica en Europa, pues los vehículos chinos habían empezado a marcar la pauta en cuanto a precios bajos se refiere.
El problema viene por la decisión de Europa de "restablecer la igualdad de condiciones y la competencia leal entre productores", puesto que los aranceles no son otra cosa que una 'sanción' a China por las subvenciones desproporcionadas que se entiende que dieron a sus fabricantes, lo que hace posibles sus bajos precios.
Las consecuencias irán llegando
Para José Luis Escrivá, director de Banco de España, este escenario aumenta "el riesgo de conflictos más amplios", en referencia a mayores represalias en forma de guerra comercial, que de hecho ya han iniciado desde China.
Además, hay que tener en cuenta que no son pocas las voces desde Europa que piden a Bruselas que sea consecuente con los objetivos de descarbonización que exige a los fabricantes de vehículos.
Y es que falta un apoyo más fuerte por parte de la Comisión Europea para lograr estos objetivos, quizá casi al nivel del que el Gobierno chino tuvo con sus marcas, y por el que ahora les están aplicando unos aranceles más altos que nunca en nuestro continente.