En el proyecto KES llevado a cabo en Hawái, encontramos una planta llamada a ser el futuro de las centrales eléctricas como alternativa a las que utilizan combustibles fósiles.
Situada en Ohau, esta planta nació como solución a la pérdida de potencia que estaba experimentando la isla más poblada de este estado norteamericano tras el cierre de su planta de carbón en septiembre de 2022. Es cierto que sus emisiones eran altas, pero también lo es que era la responsable de suministrar la electricidad necesaria a buena parte de la isla.
Tras su clausura, los apagones se habían convertido en un problema grave. La eléctrica alimentada por carbón producía 180 megavatios y permitía satisfacer la demanda de energía de unas 200.000 personas, una quinta parte de la isla y el equivalente a provincias españolas como Cuenca, Zamora o Palencia.
Con las nuevas instalaciones, de la mano de Plus Power y Hawaiian Electric, lo que se ofrece es un conjunto provisto por 158 baterías Tesla Megapack 2 XL, que dan lugar a una batería gigante que suma una potencia total de 185 megavatios y 565 megavatios/hora. Estos paquetes están hechos de litio-ferrofosfato o LFP y aportan ventajas claras frente a las fuentes de energía fotovoltaica y eólica, cuyo funcionamiento depende de las condiciones climáticas.
La instalación está en un terreno de 2,5 hectáreas y permite llevar a cabo tareas clave como el arranque en negro, como se llama al reinicio de otras centrales eléctricas cercanas que pueden fallar a causa de algún desastre natural, importante a la hora de reaccionar ante los temidos apagones. También hablan sus creadores de una capacidad de respuesta en 250 milisegundos: mucho más rápida que otras centrales de combustión.
Además, iguala en potencia a la central de carbón a la que suple en la zona industrial de Ohau. Por sus características, también se puede adaptar fácilmente a la frecuencia de la red, así como a sus desviaciones en tiempo real, gracias a que cuenta con tecnologías de almacenamiento de energía punteras en el sector.
Este proyecto permite que archipiélagos como Hawái no se queden aislados por falta de un sistema eléctrico seguro, en caso de terremoto o de cualquier otro desastre natural. De hecho, se habla de la posiblidad de que sea el primer estado norteamericano que deje atrás los combustibles fósiles por completo en cuanto a producción de electricidad se refiere.
Los anteriores proyectos de energías renovables, además, estaban generando un excedente de producción de energía que se estaba desperdiciando y una planta de las características descritas permite ofrecer una respuesta inteligente. Los responsables del proyecto KES, de hecho, hablan de la posibilidad de acabar con ese desperdicio en las fuentes renovables en un 69%, en un plazo estimado de cinco años.
En cuanto a las granjas fotovoltaicas y los paneles solares de los hogares, también sería posible adoptar un 10% cuando haya excedente y liberarla posteriormente como energía limpia y barata, que de otro modo se perdería o no se aprovecharía.