La carrera por aumentar la capacidad energética de las baterías para ampliar la autonomía en los vehículos eléctricos explota las tecnologías actuales y busca nuevas opciones en múltiples investigaciones científicas. Hace poco más de un año, un BMW iX eléctrico equipado con la revolucionaria batería Gemini de doble química de Our Next Energy (ONE) logró recorrer la asombrosa cifra de 978 kilómetros con una sola carga.
Este logro, que parece sacado de la ciencia ficción, promete cambiar las reglas del juego para los coches eléctricos y demostrar que el futuro está más cerca de lo que pensamos.
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Gemini: el avance que redefine los límites
La batería Gemini combina dos tipos de celdas químicas: las LFP (litio ferrofosfato), que ofrecen una densidad de potencia ideal para trayectos cortos, y las avanzadas celdas ‘sin ánodo’, capaces de almacenar una enorme cantidad de energía para trayectos largos. Este sistema permite una conducción eficiente y, a la vez, versátil: las celdas LFP cubren distancias de hasta 150 kilómetros, y, cuando se requiere mayor autonomía, entran en acción las celdas de alta densidad energética añadiendo hasta 450 kilómetros adicionales. Todo esto se gestiona mediante un sistema de conversión CC/CC que equilibra la energía entre ambas químicas.
El resultado es un coche capaz de ofrecer casi 1.000 kilómetros de autonomía sin comprometer su rendimiento, un hito especialmente impresionante para un vehículo de gran tamaño y peso como el BMW iX. Pero esta no es la única tecnología disruptiva en desarrollo.
Baterías híbridas: una solución prometedora
Otra empresa innovadora, Chimera Energy, está trabajando en un concepto similar con baterías híbridas que combinan celdas de plomo-ácido e iones de litio. Este diseño busca equilibrar el rendimiento y la longevidad, además de ofrecer una solución más asequible para aplicaciones donde los costes son una preocupación, como vehículos todoterreno, drones eléctricos o incluso usos aeroespaciales.
La idea que hay detrás de estas baterías híbridas es simple pero ingeniosa: aprovechar las fortalezas de cada química para compensar sus debilidades. Al igual que los coches híbridos revolucionaron la industria al combinar motores eléctricos y de combustión, estas baterías multiquímicas prometen maximizar la eficiencia y la durabilidad en los vehículos eléctricos.
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Los desafíos de las baterías de doble química
Sin embargo, no todo son buenas noticias. El diseño y la implementación de baterías híbridas presentan importantes desafíos técnicos y económicos. Uno de los principales problemas es la complejidad de los sistemas de gestión de energía (BMS). Las diferentes químicas tienen características únicas de carga, descarga y comportamiento térmico, lo que dificulta su integración eficiente. Crear un BMS capaz de equilibrar dinámicamente estas diferencias sin sacrificar rendimiento o seguridad es una tarea monumental.
Además, las baterías multiquímicas requieren sistemas de gestión térmica avanzados, ya que cada tipo de celda funciona mejor a temperaturas específicas. Esto añade un nivel extra de dificultad para garantizar que las baterías no se sobrecalienten ni sufran ineficiencias energéticas.
La viabilidad económica y medioambiental
Otro obstáculo es el coste. Las baterías híbridas son más caras de fabricar debido a la necesidad de múltiples cadenas de suministro y componentes adicionales. Esta complejidad podría retrasar su adopción masiva, a menos que se desarrollen procesos de producción más económicos. Además, la diversidad de materiales en estas baterías plantea un problema para su reciclaje, lo que podría contradecir los ideales de sostenibilidad de la industria.
Sin embargo, estas dificultades no han frenado el entusiasmo por estas tecnologías. Las baterías de doble química prometen no solo superar los límites de autonomía actuales, sino también proporcionar soluciones adaptables a una amplia variedad de aplicaciones, desde coches eléctricos hasta almacenamiento de energía y drones.
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¿Un cambio de paradigma?
A pesar de los retos, el potencial de las baterías híbridas es innegable. Estos avances no solo permitirían a los vehículos eléctricos competir con los de combustión en términos de autonomía, sino que también podrían transformar por completo la percepción del público sobre este tipo de movilidad. La posibilidad de recorrer casi 1.000 kilómetros sin la necesidad inminente por encontrar una estación de carga: esta realidad está cada vez más cerca.
El sector de la automoción está ante un cambio de paradigma que no solo afectará a los vehículos eléctricos, sino también al modo en que concebimos la energía en general. Las baterías multiquímicas no son una solución perfecta, pero representan un paso crucial hacia un futuro más eficiente, sostenible y conectado.
En palabras de los pioneros, como ONE y Chimera Energy, estas innovaciones podrían marcar el inicio de una nueva era en la movilidad eléctrica. Las baterías híbridas podrían ser el siguiente gran capítulo.