Enzinc es una empresa especializada en baterías a base de zinc que ha ido ganando reconocimiento por su carácter innovador a la hora de abordar los desafíos de la industria de las baterías. En una entrevista con Battery Technology su CEO, Michael Burz, presenta un análisis exhaustivo de las características y posibilidades de esta tecnología, llamada a convertirse en protagonista de la movilidad eléctrica y el almacenamiento de energía sostenible.
Durante el Foro Mundial de Materiales, Enzinc fue galardonada con el premio Coup de Coeur Start Up. Burz señaló que este reconocimiento tiene un impacto significativo en la visibilidad y el potencial de Enzinc para generar nuevas oportunidades en el campo del almacenamiento de energía. Este reconocimiento refleja la creciente demanda de la industria por baterías más seguras y potentes, al mismo tiempo que reconoce el enfoque innovador de Enzinc.
El impacto de las baterías de zinc en la industria de la movilidad y el almacenamiento
En lugar de implementar mejoras en las tecnologías de baterías actuales, Enzinc ha adoptado una estrategia diferente, eliminando el litio y aprovechando el potencial del zinc, un mineral ampliamente disponible y de bajo coste. Burz lo explica diciendo que no están realizando “mejoras marginales en las baterías existentes sino construyendo una batería superior desde cero". Ahora, la compañía está preparada para satisfacer la creciente demanda de almacenamiento en el sector de las baterías, especialmente en áreas donde las soluciones actuales se enfrentan a desafíos significativos.
Un hándicap clave para la industria de las baterías es la dependencia de materiales que tienen una disponibilidad limitada. En este sentido, Burz señala que, si bien las baterías de iones de litio han dominado el mercado, su dependencia de este material, con reservas globales restringidas y un procesamiento controlado principalmente por China, plantea riesgos para la seguridad del suministro a nivel mundial. El zinc, en cambio, es una alternativa prometedora por su abundancia, su amplia distribución geográfica y su rentabilidad.
Hasta ahora, el zinc se usaba principalmente en baterías primarias (no recargables) debido a la formación de dendritas, agujas “similares a estalactitas”, explica Burz, que reducen la vida útil cuando se realizan recargas sucesivas. Sin embargo, Enzinc ha logrado resolver este problema incluyendo una estructura de microesponja que aumenta considerablemente la superficie del ánodo de zinc. Esta innovación, no solo soluciona este problema, sino que lleva a lograr una mayor densidad de energía, convirtiendo las baterías de zinc en una solución práctica para las aplicaciones actuales.
La seguridad es también una prioridad fundamental en la industria de las baterías, especialmente en áreas urbanas densamente pobladas. Las baterías de iones de litio han demostrado ser propensas a incendios, lo que plantea importantes preocupaciones de seguridad. Burz resaltó que las baterías a base de zinc ofrecen ventajas inherentes en este campo. Utilizan un electrolito a base de agua, no inflamable, lo que significa que no hay riesgo de incendio ni desgasificación tóxica, y presentan una mayor durabilidad.
Burz explicó: "Esto implica que no habrá incendios ni desgasificación tóxica, lo que las convierte en una opción obvia no solo en áreas urbanas densamente pobladas como la ciudad de Nueva York, sino también en cualquier aplicación donde la prevención de incendios sea fundamental".
Por su versatilidad, Burz se muestra convencido del futuro de las baterías a base de zinc. Destaca que el ánodo de zinc de Enzinc es independiente del cátodo, lo que permite su combinación con varios cátodos para satisfacer diversas necesidades del mercado. Ya sea con cátodos de manganeso para una opción económica o con cátodos de carbono para un rendimiento elevado.
La producción: aprovechando la infraestructura de las viejas baterías
Para comercializar este tipo de baterías, Enzinc ha adaptado las fábricas existentes de baterías de plomo-ácido para producir baterías con su tecnología. Esta estrategia contribuye de manera significativa a la escalabilidad y a la accesibilidad, al aprovechar estas capacidades de fabricación, que actualmente superan los 400 GWh.
Burz enfatiza que su objetivo es “despertar el potencial latente de las fábricas de baterías de plomo-ácido y transformarlas en centros de producción para el almacenamiento de energía limpia". Adaptándolas, asegura poder triplicar su capacidad a más de un teravatio (TW).
Los fabricantes tendrían la posibilidad de transformar parcial o totalmente sus instalaciones, aprovechando el mismo espacio y equipo de ensamblaje, lo que agilizaría el proceso de transición. "Los productores de baterías podrían modificar parte o la totalidad de sus fábricas para fabricar baterías de níquel-zinc, sustituyendo sus electrodos con nuestro ánodo de zinc y un cátodo de níquel, y utilizando un electrolito de hidróxido de potasio (una base) en lugar de ácido sulfúrico",
Burz concluye afirmando que "con la capacidad de cerrar la brecha entre las tecnologías existentes, las baterías de zinc están destinadas a revolucionar la forma en que aprovechamos y almacenamos la energía, allanando el camino hacia un futuro más sostenible y eficiente".