Hoy en día, la industria del automóvil depende de países en los que las condiciones laborales son al menos dudosas para el suministro de las principales materias primas que forman las baterías. Daimler considera que este objetivo continúa siendo un problema crítico a largo plazo. Renata Jungo Bruengger, directora de integridad y asuntos legales del grupo alemán, afirma que solo quieren "poner en el mercado automóviles con materiales libres de violaciones de derechos humanos; eso no es un sprint, es una maratón".
Los fabricantes de automóviles han decidido invertir miles de millones en la remodelación de sus fábricas y en la creación de nuevas líneas de producción de coches eléctricos. En este escenario, el acceso a las materias primas suficientes con origen sostenible es una preocupación clave.
De entre todos los materiales que forman parte de una batería, el cobalto, el litio, el níquel y las tierras raras serán los más complicados de controlar, debido a que dependen de una larga cadena de suministro desde su extracción a su procesamiento final. Daimler ha anunciado que se convertirá en un fabricante totalmente eléctrico en 2030 en aquellos mercados en los que eso sea posible, para lo que ya ha iniciado una estrategia para proveerse de baterías en los próximos años.
Los consumidores, y sobre todo los inversores, valoran cada vez más no arriesgar su dinero si no se garantizan unas reglas ambientales y sociales claras. Una teoría que antes se movía en un nicho muy pequeño y que ahora se ha transformado en un mercado gigantesco. "Si habla con los inversores, ellos tienen este enfoque: o es un negocio sostenible o está fuera de servicio", asegura Jungo Bruengger.
El cobalto, el litio, el níquel y las tierras raras son las materias primas más complicadas de controlar debido a que dependen de una larga cadena de suministro desde su extracción a su procesamiento final.
Daimler tiene alrededor de 60.000 proveedores directos. La empresa está adoptando un enfoque basado en el riesgo para analizar las cadenas más importantes. Mientras auditan a los proveedores, el fabricante de automóviles está listo para enviar su propio personal para comprobar in situ la cadena de suministro.
Es poco habitual que la compañía corte los lazos con los proveedores, sino que intenta mantener la relación y usar su influencia para cambiar las cosas. Las empresas tienden a aparecer de nuevo en la cadena de suministro, dice Jungo Bruengger. Las conversaciones con grupos de derechos humanos nos han permitido aprender que esta esta estrategia genera cambios mucho mayores.
En el caso del cobalto, el 60 % del suministro mundial proviene de la República Democrática del Congo, un país con un historial preocupante de trabajo infantil. Allí, el fabricante trabaja con minas certificadas y encarga auditorías a los proveedores. Sin embargo, mantenerse al tanto de las redes de suministro es complejo, ya que se dividen en hasta siete subsegmentos.
En 2015, Daimler unificó las medidas existentes para la protección de los derechos humanos en sus cadenas de suministro en un proceso denominado "Human Rights Respect System". Jungo Bruengger afirma que si bien su empresa fue la primera en la industria del automóvil en diseñar una estrategia de este tipo, es difícil medir su progreso.
Ha seleccionado las 24 materias primas que presentan la mayor cantidad de riesgos y planea hacer que su suministro sea completamente transparente para 2028, alcanzando una meta inicial del 30 % este año. "Solo queremos poner en el mercado automóviles fabricados con materiales libres de violaciones de derechos humanos; eso no es un sprint, es una maratón", concluye Jungo Bruengger.