La industria del automóvil europea sigue perdiendo peso en favor de nuevos y más atractivos horizontes. China ha centrado toda la atención de las marcas tanto por volumen de ventas como por producción económica. Cada vez más marcas derivan la fabricación a tierras asiáticas en busca de una reducción de costes. La última en dar ese paso ha sido BMW. Los alemanes han informado públicamente que la producción de los MINI eléctricos se derivará completamente a China, alejándose definitivamente de la icónica planta de Oxford, que no está abocada a la desaparición.
Desde el nacimiento de MINI como compañía, la fábrica de Oxford ha asistido al nacimiento de todos los modelos que se han presentado. Tras sufrir una remodelación con la llegada del MINI Cooper SE, BMW sigue sin ver la rentabilidad que busca. China ha llamado a las puertas de la compañía y gracias a un acuerdo con Great Wall Motors, el año que viene empezará la producción en tierras chinas. Una producción que irá a más una vez se sucedan los lanzamientos eléctricos que están por llegar en la firma inglesa.
Se trata de un paso muy importante, pues supone decir adiós a una tradición histórica. Desde que BMW compró la marca MINI y la reflotó a principios de siglo, la planta de Oxford ha ido ganando un peso que ahora perderá en favor de los chinos. Los alemanes han anunciado que este paso no supondrá el cierre de la fábrica, pues durante los próximos años seguirá produciendo las diferentes versiones de MINI para, posteriormente, en 2025 comenzar una vez más con los descapotables. El varapalo es más duro que lo esperado, ya que supone un duro revés para el Reino Unido y sus planes de electrificación del mercado.
Futuro eléctrico de MINI
La agenda de la compañía contempla oficialmente una transición a la movilidad 100% eléctrica a partir de la próxima década. En 2025 habrá un paso intermedio lanzando la última versión térmica. De forma paulatina, los próximos lanzamientos irán incrementado la electrificación en la gama hasta deshacerse por completo de cualquier rastro de gasolina. Aunque el CEO de BMW, Oliver Zipse, no ha dado un plazo concreto en cuanto a la transformación 100% eléctrica, sí que ha dejado claro en más de una ocasión que ese momento llegará a partir del 2030.
Eso quiere decir que la planta de Oxford tiene ante sí un futuro bastante incierto con la nueva estrategia de la compañía. Dudamos mucho que BMW opte por el cierre total de una de las fábricas más queridas e icónicas de la industria del automóvil en Inglaterra, pero serán las cifras las que terminen dictando sentencia. Great Wall Motors es el socio comercial en esta nueva andadura, un gigante capaz de elevar el ritmo de producción a la vez que se reducen los costes.
Fuente: Automotive News Europe