Alcohol y volante nunca son compatibles. Ni siquiera si el vehículo en cuestión tiene conducción semiautónoma. Para muestra, un botón: el de un conductor ebrio que, pese a haber recibido numerosas alertas del coche, acabó estrellando su Tesla Model X contra varios agentes de policía.
Pese al nombre comercial que le dio Tesla, el llamado 'Autopilot' está lejos de ser un piloto automático como tal. Es un asistente de conducción autónoma nivel 2, es decir, que requiere la intervención y atención del conductor en todo momento. No se pueden soltar las manos del volante bajo ningún caso, aunque el coche parezca que hace todo el trabajo cuando el sistema está activado.
Si retiras las manos del volante durante más de cierto tiempo, el coche te avisa para que vuelvas a tomar el control. El conductor protagonista de esta historia recibió hasta 150 advertencias del vehículo para que volviera a poner las manos en el volante antes de que chocase contra un coche de la policía, pero su estado de embriaguez era tal que hizo caso omiso a los avisos.
Acabó estampándose contra un vehículo patrulla estacionado en una autopista en el condado de Montgomery (Texas, Estados Unidos), a pesar de que estaba acompañado por varias unidades policiales más, todas ellas con las luces de emergencia activadas. El accidente acabó con seis heridos, entre ellos cinco agentes.
El accidente ocurrió el 27 de febrero de 2021, alrededor de la 1 de la madrugada, pero ha sido ahora cuando The Wall Street Journal ha publicado el vídeo con las escenas del siniestro. Al parecer, los destellos de luz de las patrullas dificultaron la visión del sistema Autopilot. Los datos analizados tras el accidente demuestran que el vehículo alertó al conductor para que retomase el control: en los 34 minutos previos al accidente, hizo un total de 150 advertencias, incluyendo los segundos previos al accidente. Sin embargo, no hizo nada por detenerlo por completo ante una colisión inminente.
Los datos muestran que el coche intentó reducir la velocidad, aunque poco y demasiado tarde, solamente cuando estaba a unos 34 metros y 2,5 segundos del coche patrulla. El Tesla acabó golpeando por detrás el vehículo policial a 87 km/h de velocidad, propiciando un golpe en cadena con el vehículo que había delante. Además, se demostró que el sistema se desconectó por completo momentos antes del impacto, algo que ha ocurrido anteriormente en situaciones similares.
Tras el accidente, los seis fueron trasladados al hospital y tratados por sus lesiones. Los cinco policías presentaron posteriormente una demanda contra Tesla para recibir una compensación por sus lesiones, alegando que el culpable del accidente fue el sistema de conducción semiautónoma Autopilot, una de las joyas tecnológicas de la compañía que dirige Elon Musk. La resolución de los tribunales todavía está pendiente.