El gigante del petróleo, BP, sigue con su premisa de poco a poco incrementar la inversión en energías renovables y disminuir gastos e inversiones en combustibles fósiles, con el objetivo de que para 2050 o antes, haberse convertido en una compañía limpia, pero dada la actual crisis y el auge en el que se encuentra el coche eléctrico, estos planes se han visto acelerados.
Se avecinan años hostiles para todas las compañías petroleras del mundo, y es que si tenemos en cuenta que Europa pretende conseguir la neutralidad climática para 2050, y que el grueso de inversiones de los fabricantes de coches, tanto emergentes como tradicionales, se encuentra enfocado en desarrollar y vender coches movidos por energías alternativas (principalmente energía eléctrica), las compañías petroleras han de transformar su modelo de negocio para poder seguir estando a la cabeza de la movilidad.
Anteriormente BP a había ejecutado movimientos que le llevaban a estar más cerca de la electrificación, por ejemplo, adquirieron en 2018 la compañía Chargemaster para así gozar de una tecnología base fiable de cara a implantar cargadores eléctricos en sus gasolineras, pero nada en relación a recortes en cuanto a combustibles fósiles.
Todo esto se ha visto fuertemente acelerado por la crisis originada por el COVID-19, habiendo anunciado pérdidas en el primer semestre de casi 14,2 billones de euros, la compañía se ha visto obligada a recortar en gastos. Primero anuncian una reducción en la producción de combustibles y gases fósiles con el objetivo de que para 2030 haber reducido el gasto en al menos un millón de barriles al día. Además, esperan ahorrar más de 21.000 millones de euros en los próximo cinco años gracias a la venta de activos de refinado de gases y petróleo.
Para poner en contexto los recortes anunciados en inversiones en combustibles fósiles, estos supondrían un 40% de diferencia si lo comparamos con los datos de 2019, el último ejercicio antes de la entrada en juego del coronavirus.
El anuncio de los planes de la compañía petroleara inglesa ha traído consigo declaraciones de Mel Evans, activista climático senior en Green Peace: "BP debe ir más allá y debe deshacerse de su participación en la compañía petrolera rusa, Rosneft. Pero este es un comienzo necesario y alentador."
El coronavirus, sumado al necesario cambio de enfoque de la compañía inglesa, también originarían un necesario plan de reestructuración interna. Anunciaba el mes pasado el CEO de Bristish Petroleum, Bernard Looney un fuerte recorte de personal del 15% a nivel global, que se traduciría a un despido de diez mil personas.
Después de más de cien años de historia dedicados exclusivamente a la extracción y producción de combustibles fósiles, British Petroleum se ve obligada a cambiar su planteamiento paulatinamente si quiere segur en la brecha de la movilidad. El hidrógeno también juega un importante papel en las bioenergías, o energías verdes, por lo que pronto deberíamos escuchar tanto a BP como al resto de grande petroleras anunciar más medidas con respecto a este gas.
En cuanto a recargas para coches eléctricos, Bernard Looney dió a saber que en la actualidad la compañía británica goza actualmente de 7.500 puntos de recarga repartidos por todo el mundo, pero que para 2030 esperan contar 70.000 estaciones de recarga.