Tener una buena infraestructura de recarga de vehículos eléctricos es crucial para incentivar la venta de este tipo de vehículos. En España, estamos a la cola de la Unión Europea (antepenúltimos, sólo por delante de Hungría) en despliegue de infraestructura, pero la situación tiene que mejorar obligatoriamente, pues Bruselas acaba de anunciar los objetivos nacionales que deben cumplir todos los países miembros en cuanto a infraestructuras de "combustibles" alternativos.
Esto incluye puntos de recarga para vehículos eléctricos, tanto coches como camiones, y puntos de reabastecimiento de hidrógeno, denominados generalmente como hidrogeneras. Los eurodiputados y la Presidencia del Consejo Europeo han llegado a un acuerdo provisional este mismo martes que actualiza la normativa comunitaria sobre infraestructuras para combustibles alternativos.
El objetivo no es otro que ampliar el despliegue de estaciones de recarga para vehículos eléctricos y el repostaje para camiones de larga distancia. Incluso, pone sobre la mesa el repostaje de "combustibles alternativos" para aviones, de cara a las ambiciones de neutralidad climática que la Unión Europea se ha propuesto para 2050.
Este acuerdo, que aún debe ser aprobado definitivamente, establece la obligación de tener una estación de carga para coches eléctricos cada 60 kilómetros a lo largo de la Red Transeuropea de Transporte (TEN-T) para el año 2026. Cada estación debe tener una potencia mínima de 400 kW y, para el año 2028, debe aumentar hasta 600 kW.
Bruselas establece también el requisito de tener una estación de recarga para camiones y autobuses eléctricos cada 120 kilómetros en, al menos, la mitad de las principales carreteras de la Unión Europea. Los cargadores para camiones y autobuses han de tener una potencia de entre 1.400 y 2.800 kW, dependiendo de la carretera en que estén situados, y han de complementarse con estaciones de carga para camiones en aparcamientos seguros y vigilados a partir de 2028.
Los eurodiputados también han establecido objetivos en lo referente a la infraestructura de hidrógeno. Así pues, Bruselas quiere que los estados miembros tengan, para el año 2031, estaciones de repostaje de hidrógeno al menos cada 200 kilómetros a lo largo de la red principal de la TEN-T. Los países de la Unión Europea deberán presentar sus planes para definir cómo alcanzarán los objetivos de despliegue de dichas infraestructuras. En todos los casos se aplicarían algunas exenciones de despliegue a las regiones ultraperiféricas, las islas y las carreteras con tráfico muy escaso.
Otro aspecto importante en el que se hace hincapié es en la facilidad y simplificación del pago, una cuestión espinosa cuya estandarización facilitaría la experiencia de uso (actualmente hay que tener muchas aplicaciones descargadas, en función de la compañía operadora del cargador). La Unión Europea defiende que los usuarios de vehículos de combustibles alternativos "tendrán que poder pagar fácil y cómodamente en los puntos de recarga o repostaje" mediante tarjetas de pago, dispositivos sin contacto o, en algunos casos, utilizando un código QR. El precio deberá indicarse por kWh o por minuto/sesión (en el caso de la electricidad) o por kg (en el caso del hidrógeno), y habrá de ser "razonable, fácil y claramente comparable, transparente y no discriminatorio", señala el acuerdo.
Los eurodiputados aseguraron que la Comisión creará una base de datos de toda la Unión Europea con información de combustibles alternativos para el año 2027, con el fin de proporcionar a los consumidores información sobre la disponibilidad, los tiempos de espera o el precio en diferentes estaciones.
El acuerdo informal sobre la infraestructura de los combustibles alternativos aún debe ser aprobado por el Comité de Representantes Permanentes del Consejo y la Comisión de Transportes y Turismo del Parlamento y, después, por el Parlamento y el Consejo en su conjunto.