Desde hace algunos años lleva barajándose la posibilidad de iniciar la explotación minera del yacimiento de litio más grande de Europa, situado sobre el suelo de la provincia de Cáceres. En un primer momento, la empresa minera australiana Infinity Lithium puso todo su empeño en llevar a cabo la explotación, algo que ya le ha costado una denegación en rotundo a causa de los muchos "peros" que presentaba su proyecto inicial. Como alternativa, la empresa presentó un segundo proyecto que modificaba notablemente la idea inicial.
Actualmente, este proyecto de explotación se ha visto en un callejón sin salida debido al impacto medioambiental que inicialmente presentaba. En un momento, hace algo más de un año, logró pasar las barreras de la propia Unión Europea, pero no las de las autoridades nacionales y provinciales de Cáceres. La negativa por parte de asociaciones y ejecutivos locales se basó principalmente por el contrapunto que conlleva iniciar una explotación minera de estas características, la cual viene de la mano de unos métodos no tan ecológicos y que pueden llegar a dar más de un quebradero de cabeza a causa de los requerimientos que esto precisa.
Uno de los recursos más importantes en una explotación de litio es el agua, un bien que a priori no sobra en esta región de nuestro país. Para paliar los efectos contradictorios, el proyecto inicial que presentó Infinitiy Lithium aseguraba que esta provendría de dos fuentes principales: la primera de ellas sería del agua reciclada procedente de la propia depuradora de aguas residuales, mientras que la segunda fuente sería la del agua reciclada de los relaves y recirculada del proceso a través de su purificación.
Pero todo este proyecto inicial cayó en saco roto, ya que la empresa minera finalmente no logró alcanzar el visto bueno de las autoridades de la provincia cacereña, por lo que tuvieron que dar un importante giro de guion al mencionado proyecto inicial. En el segundo intento presentado por la empresa minera, cambió por completo la concepción de la mina pasando a ser completamente subterránea, cuando en la primera opción presentada esta sería a cielo abierto.
De esta manera eliminaba la posibilidad de dispersión de polvo y neutralizaba el posible impacto acústico y visual de las zonas aledañas. Además de este cambio, la empresa se comprometió a utilizar energía eléctrica generada exclusivamente por fuentes renovables, y a que todos sus vehículos y maquinaria empleada en el proceso tuvieran una mecánica 100% eléctrica.
Pero como contrapunto, actualmente el Ayuntamiento de Cáceres y parte de la ciudadanía sigue oponiéndose fervientemente al inicio de esta explotación minera, basándose en distintos argumentos. En primer lugar, el de no querer que expolien los terrenos de la ciudad en favor del crecimiento industrial de otras zonas del país donde se lleve a cabo el trabajo con el material extraído. Consiguientemente, el consistorio especifica que llevar a cabo dicha explotación sería muy perjudicial para el propio turismo que se acerca hasta la ciudad cacereña, ya que en el lugar en el que se llevaría a cabo la mina estaría muy cerca de una de las zonas más visitadas.
Los propios responsables de la ciudad aseguran que no quieren continuar negando el derecho de explotación a un proyecto que ya consideran que no tiene más recorrido, por lo que instan a ceder en la insistencia protagonizada por Infinity Lithium. Por ello, a todas luces parece que la que es la segunda mina de litio más grande de Europa no llegará a ver extraído todo el material que en ella guarda.
Según afirma IDTechEx, la demanda del litio se multiplicará por 10 a lo largo de esta década, y aún más en los próximos años, ya que la cada vez mayor dependencia de baterías que alimenten los dispositivos electrónicos repercutirá en un incremento en las inversiones sobre este tipo de explotaciones. Las fábricas y minas de litio en todo el mundo están aumentando sistemáticamente y, concretamente, esta de Cáceres podría proporcionar un importante lugar estratégico en el comercio exterior para la propia Unión Europea, llegando a tener que depender menos de importar el litio de otros países para el suministro de las cadenas de fabricación de las distintas empresas fabricantes de baterías de iones de litio.
El proyecto de Infinity Lithium contempla la producción anual de 15.000 toneladas de hidróxido de litio, una cantidad que serviría para abastecer las baterías de más de 10 millones de coches eléctricos. Esto produciría un total de 1.000 puestos de trabajo, entre directos e indirectos, y generaría un montante total de 900 millones de euros en impuestos para las arcas del estado. Desde la empresa minera calcularon una inversión total de 300 millones de euros, mientras que los beneficios generados girarían en torno a los 6.000 millones.