Los camiones a gas natural licuado (GNL) contaminan el aire hasta cinco veces más que los camiones diésel, según las pruebas en carretera encargadas por el gobierno de los Países Bajos. Los resultados contradicen las afirmaciones de los fabricantes de camiones que establecen que los camiones a gas reducen las emisiones de óxido de nitrógeno (NOx) en más de un 30%.
Transport & Environment (T&E), que ha publicado los resultados de las pruebas, afirma que los gobiernos de la UE deberían dejar de fomentar la adopción de camiones a GNL contaminantes poniendo fin a los tipos impositivos extremadamente bajos de los que disfruta el gas fósil para el transporte en la mayoría de los países.
Los tres camiones a GNL probados emiten entre 2 y 5 veces más NOx venenoso que el camión diésel con el resultado más bajo en la prueba en condiciones de conducción en una combinación de rutas por zonas urbanas, regionales y autovías. Al conducir en pueblos y ciudades, los camiones a gas liberan entre 2 y 3,5 veces más NOx que los camiones diésel probados con las emisiones más bajas. Los camiones propulsados por biometano (biogás) tendrían las mismas emisiones de contaminantes atmosféricos que los camiones que funcionan a gas fósil dado que las características del combustible son las mismas.
Stef Cornelis, responsable de camiones limpios de T&E, dijo que los camiones a gas no son limpios y pueden ser más perjudiciales que los diésel. "Es hora de que los políticos evalúen de nuevo las pruebas y pongan fin a los subsidios a los camiones a gas, a las inversiones en infraestructura de GNL y a las reducciones fiscales para lo que no es más que otro combustible fósil contaminante", añadió.
Las pruebas en carretera también muestran que los tres camiones a gas probados producen niveles de emisiones de partículas comparables a los de los camiones diésel. Las partículas pueden penetrar profundamente en los pulmones y ser absorbidas por la sangre, causando enfermedades cardiacas, problemas cerebrovasculares y cáncer de pulmón. Estos hallazgos contrastan con los anuncios de los fabricantes de camiones que afirman que con los camiones a GNL las emisiones de partículas se eliminan casi por completo.
Los camiones a gas también son un callejón sin salida a la hora de descarbonizar el transporte: los camiones Scania e Iveco con motores de encendido por chispa registraron emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en el tubo de escape solamente entre un 3% y un 5% más bajas que las del camión diésel con el menor resultado en las pruebas. El camión a GNL de Volvo con inyección directa de alta presión (HPDI) reduce las emisiones en un 14%. Sin embargo, los cálculos de T&E muestran que cuando se tiene en cuenta la extracción y el transporte del gas, incluyendo las fugas de metano, los camiones a GNL con encendido por chispa resultan más perjudiciales para el clima que los diésel, mientras que los camiones a gas HPDI únicamente ofrecen una pequeña mejora.
A pesar de ello, el gas fósil utilizado en el transporte recibe el apoyo de los gobiernos de la UE con reducciones fiscales, exenciones de peajes y subvenciones (véase la tabla a continuación). Sin estas subvenciones no existiría un mercado para el gas en el transporte.
Stef Cornelis concluyó: "La industria del gas está desesperada por convencer a los políticos de que los camiones a gas ofrecen un beneficio climático porque quieren que el mercado crezca. Los hechos nos muestran que se trata de un combustible fósil como el petróleo y el carbón, por lo que debe eliminarse".