Cada vez son más las empresas que anuncian malos resultados económicos. La era eléctrica no ha sentado a todos por igual y son los fabricantes tradicionales los que más están sufriendo las consecuencias del rápido giro de la industria. Nissan se encuentra entre la espada y la pared. La empresa está al borde de la quiebra y nadie entiende cómo los japoneses han podido llegar a esta débil situación. Una compañía que hace apenas una década dominaba el mercado global con sus SUV y sus coches eléctricos. Ellos dieron el pistoletazo de salida a esta nueva era y ahora se encuentran en plena carrera para intentar salvar la empresa.
A principios del pasado mes de octubre una rutinaria reunión directiva acabó siendo el inicio de una de las mayores crisis del momento. Durante esa negra jornada el presidente de Nissan, Makoto Uchida, anunció a toda la junta la débil situación financiera. Los resultados no engañaban a nadie. En lo que llevamos de año los beneficios han caído un escalofriante 94% con respecto a las cifras del año anterior. Una situación que ha obligado a tomar medidas drásticas en todo el mundo. El propio Uchida se ha recortado el sueldo a la mitad, mientras que se ha anunciado una reducción de la producción de un 20% y 9.000 despidos a escala global.
El próximo año se antoja crítico para la supervivencia de Nissan
La situación no puede ser ni más crítica ni más tensa. Muchos de los directivos de la compañía se preguntan cómo se ha llegado a esta situación. Nissan es uno de los mayores fabricantes del mundo, con una destacada presencia en los cinco continentes. Sus mayores mercados son Estados Unidos, Japón y Europa. En el Viejo Continente han dominado durante años el segmento SUV, siendo ellos los que iniciaron la etapa dorada que hoy experimentan los concesionarios. El Qashqai, el Juke y el X-Trail derribaron muros y alcanzaron el éxito inmediato. Al igual que el Nissan LEAF, que durante años fue el coche eléctrico más vendido en todo el mundo.
La desagradable salida de Carlos Goshn ha tenido repercusiones mucho más críticas de lo inicialmente imaginable. Además del daño de imagen, los sucesivos presidentes no han tomado las decisiones correctas, aparentemente a tenor de los resultados cosechados. El propio Uchida ha sido puesto en tela de juicio. Tras una larga carrera en Nissan, Makoto Uchida se convirtió en presidente de Nissan el 1 de diciembre de 2019. Desde entonces la empresa ha perdido el liderazgo en todos los mercados en los que disputa. Críticos son los resultados de Estados Unidos y de China. Sus vecinos se han transformado en la mayor potencia del mundo automovilístico. No tener presencia en China supone decir adiós a cientos de miles de potenciales matriculaciones.
Nissan está colaborando con marcas locales como Dongfeng para lanzar al mercado coches eléctricos como el Nissan N7. A escala global se plantean más desarrollos, como el esperado resurgir del LEAF y el nuevo Nissan Micra. Sin embargo, el panorama eléctrico internacional es todo menos alentador. Las matriculaciones parecen haberse estancado, mientras que los gobiernos toman decisiones que ponen en compromiso las inversiones de las empresas. La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca tampoco facilita el trabajo de Nissan. Los próximos meses se antojan vitales para la supervivencia de la compañía. Los japoneses tendrán que trabajar en todas las áreas para evitar la quiebra. Tal y como informa Reuters, muchos ya aseguran: “lo que tiene que hacer ahora el señor Uchida es entregar el testigo a un nuevo equipo directivo".