Por todos es ya conocido que Lucid Motors ha sido condecorada como el fabricante de ‘los mejores coches eléctricos del mundo’. Esto se debe a que, tanto el Air como el Gravity, sus dos únicos modelos, superan notablemente las autonomías homologadas por sus rivales y son coches realmente eficientes en el gasto energético. A esto se suman sus virtudes en términos de confort y buena dinámica.
Tanto es así que, hace unos meses, un YouTuber pudo poner a prueba la autonomía real del Lucid Air, al cual cargó al 100% y testó hasta quedarse parado. En total superó los 840 kilómetros, pese a que su homologación era de 823 km. Pero, ¿tiene sentido un coche eléctrico con ese nivel de autonomía? Para la mayoría de personas sí; para el CEO de Lucid, no tanto.
Peter Rawlinson apuesta más por los coches de media autonomía
En una reciente entrevista realizada por el máximo directivo de la marca, Peter Rawlinson, al medio InsideEVs. Concretamente, el CEO dio por sentado que el futuro real del sector automotriz eléctrico son los coches con poca o media autonomía. De hecho, afirmó que “muy posiblemente”, con su futura plataforma apostará por un coche ‘cero emisiones’ con hasta 290 km de autonomía.
“Sin dudas, ese es el futuro. No diría que los coches medianos se limitarán a eso, pero creo que dentro de unos años podría haber una variante de tamaño mediano que tenga eso”, afirmó Rawlinson. El modelo del que ha hablado el CEO es, más que posiblemente, el ya oficializado tercer vehículo que llegará al mercado en 2026 con un precio ‘accesible’ (alrededor de 50.000 euros).
No obstante, pese a este posicionamiento, el propio CEO considera que, a día de hoy, “esta idea puede sonar ridícula”, especialmente cuando se ha tratado en diversas ocasiones la llamada ‘ansiedad por autonomía’. Para paliar este síndrome, los fabricantes están alineados con coches eléctricos de cada vez más rango, lo que supone un mayor precio, debido a su batería más grande y, por ende, también más peso y menos espacio útil interior.
Esto quedaría resuelto con vehículos eléctricos de 290 km de autonomía, pues su baterías son más pequeñas, cuestan menos y ocupan un espacio inferior, con lo que la plataforma en la que se instale se puede aprovechar de mejor manera. Sin embargo, este ‘pero’ que muchos verán en estas cifras de autonomías quedarán paliadas con recargas ultrarrápidas.
Rawlinson es claro en su afirmación: “Para 2030, los compradores aceptarán cochees con una autonomía de 320 kilómetros para un coche familiar”. La posibilidad de carga ultrarrápida y las más numerosas instalaciones de carga podrán facilitar todo este proceso como si de un coche a gasolina se tratase. Este último ejemplo está pensado principalmente para aquellos que realicen largos viajes, aunque no sería la especial fortaleza de estos modelos.
El coste real de esta decisión
Metiéndose en números, Rawlinson afirmó para tener un coche eléctrico con 290 km de autonomía se necesitaría un paquete de unos 30 kWh de capacidad. La química LFP (litio ferrofosfato) ronda los 60 dólares por kWh. “Entonces podremos fabricar un paquete de 2.500 dólares, tal vez 2.000, en lugar de uno de 20.000 o 25.000 dólares, como las actuales. Y ese sería el motor de la adopción masiva de un vehículo eléctrico”, afirmó el máximo directivo.