Ha estado presente con nosotros a lo largo de tan sólo una generación, y tras algo más de tres años y una vida comercial que dada su condición de coche eléctrico se puede calificar de acertada, Volkswagen ha decidido que la andadura comercial de la versión eléctrico de su compacto más histórico, el e-Golf, finalice para dar relevo y centrarse de lleno en el que es ahora mismo el niño mimado de la casa de Wolfsburgo, el Volkswagen ID.3.
A pesar de llevar siete años en el mercado y de que el Volkswagen ID.3 llevara meses cerniendo su sombra sobre toda Europa, ha sido precisamente en esta última etapa en la que el e-Golf ha protagonizado buenos registros de ventas, ya que a la fábrica de Wolfsburgo, donde se fabricaba en primera instacia, se tuvo que sumar la fábrica transparente de Volkswagen, en Dresden, para poder cumplir el ritmo que la demanda exigía. Esto ha llevado al e-Golf a finalizar su periplo comercial con un montante total que según da a conocer Volkswagen, ha llegado hasta las 145.561 unidades desde que comenzara su producción en 2014.
Movimiento generacional lógico el de la salida de producción del e-Golf eléctrico, ya que además de que la llagada de la octava generación del Golf haría a Volkswagen estar produciendo dos cajas del mismo modelo a la vez, la empresa tiene que adaptar al línea de producción que deja vacía el Volkswagen e-Golf a las necesidades de fabricación del ID.3, que adelantan desde la fábrica, a finales de enero comenzará a producirse formalmente.
El principal responsable del fin del periplo comercial del e-Golf, el Volkswagen ID.3 eléctrico.
Se suma así el ID.3 a la lista de modelos producidos en la que se conoce como La Fábrica Transparente de Volkswagen, entre los que desde su apertura en 2001 se encuentran la berlina de clase alta Phaeton, que comercializó 84.235 unidades, hasta 2016, el Bentley Flying Spur con una más comedida producción de 2.186 unidades desde 2005 hasta 2014, y desde 2017 el e-Golf, que sólo desde Dresden han salido 50.401 unidades en poco más de tres años de producción.
Las primeras adaptaciones y conversiones necesarias para la adaptación de la fábrica a la llegada del Volkswagen ID.3 ya tuvieron lugar durante el verano pasado, ya que recordemos, el Volkswagen ID.3 se asienta sobre la plataforma modular específicamente diseñada para coches eléctricos del grupo alemán, la plataforma MEB, y como tal cada plataforma necesita de herramientas específicas para ser trabajada. Uno de los siete procesos necesarios para la llegada del ID.3 ya se ha adaptado, lo que coloquialmente se conoce como "el matrimonio", proceso mediante el cual la carrocería y el chasis se acoplan definitivamente. Da a conocer Volkswagen que entre las medidas de conversión que se van a producir durante el próximo enero, por ejemplo, se incluye la instalación de un sistema en el que se acopla el techo panorámico y la adaptación de los dispositivos de agarre para la instalación del sistema de cabina y asiento.