En el Estudio de Movilidad 2018 realizado por Continental, se incluye una encuesta realizada en Estados Unidos, Alemania y China con el fin de conocer si las grandes inversiones que se están realizando en sistemas conducción autónoma tendrán su contrapartida en la demanda del mercado. Los resultados muestran una enorme diferencia de aceptación de esta tecnología en los diferentes países: mientras que los chinos confían en su mayor parte en ella, los alemanes y los estadounidenses son bastante más reticentes a encargar la conducción a un sistema automático.
La mayoría de los fabricantes de automóviles y componentes, y muchas de las empresas tecnológicas más importantes del mundo, están dedicando grandes presupuestos a la investigación, el desarrollo, las pruebas y la creación de prototipos para alcanzar la conducción autónoma total. Una carrera que avanza a pasos agigantados en la que también hay que tener en cuenta el nivel de tolerancia de los conductores y de la sociedad ante un cambio tan importante como este.
El estudio de Continental trata de dar respuesta a la necesidad de dar a conocer la tecnología, explicar sus características y evitar el miedo que pueda suponer confiar a una máquina lo que ahora está bajo el control total de los humanos.
Los coches autónomos convertirán su interior en salas de trabajo y ocio.
Ante la pregunta "la conducción automatizada es un avance sensato", el 53% de los alemanes y el 50% de los estadounidenses están de acuerdo con ella, lo que no supone un respaldo rotundo a esta tecnología. Si tenemos en cuenta este resultado, la mitad de los conductores de estos países no utilizará esta tecnología, aunque estuviese implementada en su vehículo. Sin embargo, en China el resultado es completamente diferente ya que allí, el 89% de los entrevistados están de acuerdo con apostar por ella.
El miedo o el respecto que esta tecnología causa a los conductores también ha sido objeto de estudio en esta encuesta. Así, ante la pregunta "la conducción automatizada me asusta un poco", en Estados Unidos el 77% confiesa que sí, mientras que en Alemania es el 62%. De nuevo en China el porcentaje varía de forma considerable, ya que tan solo el 28% de los entrevistados se ve intimidado por estas tecnologías.
En cuanto a la confianza sobre el buen funcionamiento de la tecnología, el 57% de los alemanes estuvo de acuerdo con la afirmación "no creo que funcione de manera confiable", mientras que en Estados Unidos este porcentaje es del 77%, el mismo que confesaba su temor en la pregunta anterior. En China de nuevo la percepción cambia de signo, siendo tan solo un 40% el que no confía en su correcto funcionamiento.
Evolución de la aceptación de la conducción autónoma
En 2013 se realizó una encuesta similar que puede ser comparada con la realizada cinco años después, cuando la información sobre la tecnología es mucho mayor y los desarrollos resultan más familiares para muchos conductores. Muchos de ellos ya disponen de sistemas de ayuda en sus propios automóviles que suponen un avance de la conducción autónoma total.
Sin embargo, esta supuesta familiaridad no se traduce en una mayor aceptación de la tecnología, al menos en Estados Unidos. El 66% estuvo de acuerdo con la afirmación "la conducción automatizada me asusta un poco", lo que supone 11 puntos menos que en 2018. Es decir, ha aumentado el porcentaje de población que recela de esta tecnología.
Ante la afirmación "no creo que funcione de manera confiable", solo el 50% estuvo de acuerdo con ella en 2013, mientras que en 2018 es mucho mayor el porcentaje que no se fía de ella, un 77%.
En el interior de los coches autónomos desaparecerán los pedales y el volante.
Mientras, en China la diferencia entre los resultados de 2013 y 2018 sí apoya el desarrollo de la conducción autónoma. Hay un descenso del 24% de los encuestados que afirman tenerle miedo a la tecnología y de un 34% en los que desconfían de ella.
Estos resultados parecen demostrar de forma palpable la necesidad de acometer programas de información y educación a la población sobre el cambio que supone la automatización del transporte. No solo es necesario incrementar la confianza en la tecnología, explicar de lo que es capaz y las medidas de seguridad ante los fallos que incorpora. También es indispensable un cambio de mentalidad, que debe ser paulatino, basado en las ventajas en cuanto a seguridad vial, comodidad y calidad de vida que puede aportar la conducción autónoma.