California es una de las regiones más ricas del planeta. Solamente en la zona de la Bahía de San Francisco hay más de 270.000 millonarios y, según Forbes, en todo el estado hay 186 personas con una fortuna superior a 1.000 millones de dólares (milmillonarios). Con tales credenciales, es normal que surjan proyectos de auténtico capricho como el Land Rover Defender que protagoniza este artículo. Bajo su apariencia clásica de siempre, esconde la batería y los motores de la marca de eléctricos más conocida.
El Land Rover Defender 110 EV 'Project Ghost' es una creación de ECD Automotive Design, una empresa californiana especializada en restaurar Land Rover clásicos y darles una segunda vida con un extra de tecnología, prestaciones y refinamiento. Por fuera quedan impecables, por dentro más lujosos que nunca y bajo la carrocería esconden numerosas mejoras. Es habitual que la compañía instale potentísimos motores de Chevrolet en sus restomods, aunque, en este caso, el cliente ha optado por una solución más silenciosa y menos contaminante.
Bajo la mítica silueta del Defender clásico se esconde un propulsor de Tesla con 450 caballos de potencia, gracias al cual puede hacer el 0-100 km/h en poco más de 5 segundos. ECD Automotive Design ofrece dos opciones para la batería: 75 o 100 kWh de capacidad. En este caso, el Defender eléctrico monta la batería de mayor capacidad, que ofrece unos 350 kilómetros de autonomía.
Esta personalización fue encargada por un cliente de Los Ángeles y la compañía lo describe como la máquina "perfecta para dominar la jungla urbana". Dicho de otra manera, el cliente va a usarlo para moverse por la ciudad. Aunque no vaya a utilizarse mucho en las zonas para las que fue concebido el Defender, se han hecho una serie de modificaciones que, a buen seguro, mejoran la dinámica de conducción, tanto dentro como fuera del asfalto.
El Defender 'Project Ghost' cuenta con suspensión neumática, frenos Alcon de altas prestaciones, ejes reforzados, neumáticos de tacos BF Goodrich All Terrain y llantas Wolf Steel de 16 pulgadas, además de jaula antivuelco y un cubre cárter delantero para proteger los bajos (aunque en este caso no hay cárter, lógicamente). La carrocería se ha pintado en gris con detalles exteriores en negro y se han instalado luces LED, tanto delante como detrás.
A petición del cliente, también se ha modificado la base del asiento, que va colocado más bajo y puede moverse más hacia atrás para acomodar a un conductor más alto que en el Defender original. De paso, se han instalado unos asientos Corbeau Trailcat forrados en cuero y con costuras con patrón de diamante en rojo, la misma tapicería que lucen los asientos traseros y el salpicadero. El todoterreno puede acomodar hasta siete personas: dos en la parte delantera, tres en el medio y otras dos en sendos asientos plegables en la tercera fila.
En el interior queda poco del coche original: los mandos de los intermitentes y los limpiaparabrisas, los tiradores de las puertas, los mandos del climatizador y la estructura principal del salpicadero, al cual se le ha instalado una pantalla táctil para el sistema multimedia. Tiene conexión con Apple CarPlay, WiFi, tres puertos USB, cámara trasera y un sistema de audio JBL.
¿Cuánto cuesta todo esto? Mucho. El precio final de cada transformación varía en función de lo caprichoso que sea el cliente y el de este proyecto concreto no se ha anunciado. Pero la compañía sí dice cuál es el precio de salida de una transformación: 179.995 dólares, que son 170.000 euros al cambio actual. Teniendo en cuenta que la opción del propulsor eléctrico es más cara que los motores de combustión, es razonable suponer que este Defender eléctrico supera los 200.000 euros.