El Bugatti Type 35 fue uno de los coches más importantes en la historia de la marca francesa. Un coupé biplaza que situó a la firma entre las más prominentes del mundo de la competición. Hoy es imposible adquirir una unidad original por debajo de las varias decenas de millones de euros, pero sí que puedes comprarte una réplica a escala reducida y eléctrica. Los conocidos Bugatti Baby II pueden ser considerados por muchos como juguetes, pero un acaudalado comprador acaba de comprar seis de golpe, además otras chucherías más.
Lo normal cuando uno visita el concesionario es acabar comprando un coche un poco más caro de lo esperado. No pasa a todos. Lo que no le pasa a nadie, o a casi nadie, es que visites la fábrica de Bugatti y acabes pagando una inmensa factura por ocho coches. Con una identidad completamente desconocida, este buen comprador se plantó en Molsheim para adquirir algunas de las joyas allí presentes. Con un gasto completamente desconocido, aunque superior a los 10 millones de euros, la visita no pudo ser más fructífera, para Bugatti claro.
La lista de la compra incluye un Bugatti Veyron Grand Sport Vitesse certificado por "La Maison Pur Sang", coche que por cierto ya no se fabrica a no ser que tengas enormes cantidades dinero, un Bugatti Chiron Super Sport 300+, que alcanza una velocidad punta de 490.484 kilómetros por hora y cuya producción está limitada a 30 unidades y, de paso, seis Bugatti Baby II para colmar las necesidades de sus seis hijos que le acompañaron durante la visita a las instalaciones.
Está claro que el grueso de la factura proviene de los hiperdeportivos para adultos, pero mucho cuidado con pensar que las réplicas a una escala del 75% del Type 35 son meros juguetes porque no es así. Como todo lo que se fabrica en Molsheim, las joyas eléctricas cuentan con la delicada artesanía de Bugatti, fabricadas en una limitada edición de 500 piezas. Se trata de coches eléctricos completamente operativos que cuentan con la más avanzada tecnología y una calidad de producción impecable.
Personalizables hasta el más mínimo detalle, cada una de las seis unidades compradas cuenta con un color diferente. Seis hijos, seis modelos diferentes. En sus entrañas se esconde tecnología de vanguardia como luces de LED, suspensiones independientes, frenos, y todo lo necesario para poder circular. También se incluyen dos opciones de batería con una autonomía máxima de 50 kilómetros y una velocidad punta de 68 kilómetros por hora. Como ya hemos dicho, de juguetes tienen muy poco.
Pero no solo es por su técnica y rendimiento, cada una de los Bugatti Baby II tiene un alto precio de venta. Los precios arrancan entre los 30.000 y los 58.500 euros por cada una de las piezas, lo que vale un Tesla Model 3 de acceso. Eso sin tener en cuenta el grado de personalización deseado. A partir de ahí el cielo es el límite. Bugatti se ofrece a hacer todo lo que uno quiera, pagando previamente una cantidad de dinero que no será poca. Teniendo esto en cuenta, no es nada extraño pensar que este acaudalado cliente se habrá dejado más de 300.000 euros en las seis joyas a escala y mecánica eléctrica.