Tesla se enfrenta a una demanda colectiva en Estados Unidos, interpuesta por clientes de la propia marca, después de haber limitado deliberadamente la capacidad de la batería en algunos de sus modelos mediante una actualización de software.
Las actualizaciones de software tienen la ventaja de poder añadir nuevas funcionalidades después de que el vehículo en cuestión haya salido del concesionario. En un coche eléctrico, se puede incluso aumentar la autonomía haciendo cambios en la gestión energética o ampliando la capacidad utilizable de la batería.
Aunque es más cínico, también se puede hacer todo lo contrario: reducir o limitar ciertas capacidades del vehículo. Esto es lo que ha hecho Tesla en una reciente actualización remota de software, a través de la cual ha limitado la capacidad de la batería y, por ende, reducido la autonomía de los vehículos en cuestión.
Dicha actualización afecta a los Tesla Model S y Model X más antiguos, los dos modelos más grandes y más caros de la marca estadounidense. Algunos propietarios aseguran haber perdido hasta el 20% de autonomía después de la actualización de software y, además, sin haber sido avisados de ello. Y es que la actualización de software que ha mermado la autonomía de los coches no incluía ningún aviso sobre la pérdida de capacidad de la batería.
Los clientes han presentado una demanda colectiva, un recurso legal que suele tener mucha fuerza en Estados Unidos. Según ha podido saber Electrek, la demanda dice lo siguiente: "Cuando los propietarios de automóviles compran sus vehículos, razonablemente esperan que los eventos imprevistos, como la climatología, los accidentes o los pinchazos, puedan afectar a las prestaciones de sus vehículos y provocar reparaciones costosas. Pero ningún consumidor razonable esperaría que el propio fabricante de coches, a través de un sistema automatizado, interfiera deliberada y significativamente con el rendimiento del automóvil a través de actualizaciones de software que reducen la capacidad operativa de los vehículos".
Tesla no ha explicado el motivo, si lo hubiere, para reducir la capacidad de la batería en tal medida. Y no es cosa menor, pues un 20% menos de autonomía (según han reportado algunos clientes) es una pérdida de prestaciones muy considerable, mucho más que la sufrida por la degradación 'natural' de las baterías de los Tesla con el paso del tiempo.
Un posible motivo podría estar relacionado con la seguridad o la vida útil de las baterías. Suponiendo un caso de buena fe por parte de Tesla, la compañía que dirige Elon Musk habría decidido limitar la capacidad de la batería por algún motivo que, en el fondo, podría ser beneficioso para el cliente a largo plazo.
Se da, sin embargo, otra casuística con peores tintes: que sea un caso evidente de obsolescencia programada por parte de Tesla. Tras el problema con esta actualización, algunos propietarios contactaron con el servicio técnico de la marca. Según su testimonio, la respuesta de Tesla fue que necesitaban reemplazar la batería. Dado que los vehículos afectados ya están fuera de garantía (tienen más de 8 años), los clientes deberían asumir el coste íntegro de la sustitución, una factura que puede llegar a alcanzar los 20.000 euros.
No es la primera vez que ocurre algo así. En el año 2019, tras una actualización remota de software, varios clientes sufrieron pérdidas de autonomía de hasta 50 kilómetros, especialmente en los Tesla Model S con batería de 85 kWh. En aquel momento, también se vio afectada la velocidad de carga rápida. Los clientes demandaron a Tesla y ganaron: la compañía restableció la mayor parte de la capacidad de la batería y tuvo que pagar 625 dólares a cada propietario.