A principios del mes de julio, Fisker admitió que estaba teniendo problemas de producción con el Ocean en la fábrica de Graz, Austria, donde Magna Steyr lo ensambla para los americanos. Según los datos de la propia compañía, tras arrancar la producción a principios de año, el primer trimestre serviría para estabilizar el ritmo. Su objetivo era alcanzar 300 Fisker Ocean, aunque la realidad se quedó varada en las 55 unidades. En el segundo, se ha repetido la historia. En vez de las 1.400-1.700 unidades previstas, el contador se paró en 1.022.
Ahora, finalizado el mes de julio, está previsto que Fisker celebre la conferencia con sus inversores en la que llega la hora de rendir cuentas. Las preguntas irán dirigidas, de nuevo, a conocer los planes de la compañía para resolver esta lentitud en la producción. Pero a ellos se han unido las dudas que se han sembrado por los casos de errores de software reportados por sus primeros clientes y también sobre el futuro acceso a la red de supercargadores de Tesla.
Aunque con sede en Manhattan Beach, California, Fisker comenzó las entregas del Ocean en Europa a finales del segundo trimestre, para posteriormente iniciarlas también en EEUU hasta donde tienen que viajar tras un transporte en barco. Una operación que lleva varias semanas, lo que también está provocando algunos problemas de retrasos en las entregas.
Por eso, la primera entrega que se hizo realidad fue en un concesionario de Copenhague, a la que asistió el propio Henrik Fisker. Posteriormente, entregó 22 Ocean a los clientes en un evento en Los Ángeles el 23 de junio. Las primeras críticas que ha recibido este SUV eléctrico han sido muy positivas.
¿Preguntas con respuesta?
Ahora toca rendir cuentas. Entre las preguntas de los inversores más votadas para que sean respondidas por Fisker en la próxima conferencia económica predominan las preocupaciones sobre las cifras de producción. En concreto sobre los planes de la gerencia de la compañía para alcanzar los 36.000 vehículos ensamblados al año previstos inicialmente.
Pero la cosa no se queda ahí. Otras cuestiones que también tendrán que ser resueltas se centran sobre algunos problemas en el software que están notando los primeros conductores del Ocean. A ellos, se añade la preocupación de estos propietarios sobre la posibilidad de que sus coches puedan utilizar los supercargadores de Tesla de la misma forma que podrán hacerlo los de General Motors, Ford y fabricantes que ya han anunciado que montarán el conector NACS de los californianos. Asimismo, la pregunta se extiende a otros posibles proyectos con otros fabricantes de vehículos eléctricos.
Fisker tiene programado celebrar hoy jueves 3 de agosto su Product Vision Day (Día de Visión de Producto) para aclarar dudas sobre sus proyectos futuros. Entre ellos se encuentran el PEAR, un coche eléctrico más pequeño y económico, el deportivo Ronin y la "camioneta súper deportiva", que anunció Fisker en una reunión de accionistas a principios de junio.
Las unidades del Ocean entregadas pertenecen a una edición de lanzamiento, pero el Fisker Ocean base está disponible en España desde 41.900 €, un precio que, gracias al Plan MOVES III puede rebajarse hasta 7.500 euros. La versión de máximo alcance, denominada Ocean Extreme, alcanza una tarifa de 70.000 €.
"Estamos comenzando a entregar el Ocean, estoy seguro de que habrá algunos baches", dijo Fisker. En junio, el CEO aseguró que contaba ya con 65.000 reservas y que la compañía “estaba enfocada en aumentar la producción”. En el primer trimestre de 2023, Fisker Inc. informó de una pérdida neta de 120,6 millones de dólares, asegurando que, a 31 de marzo, disponía de efectivo y equivalentes de efectivo de 652,5 millones de dólares.