Sonada cuando menos ha sido la estrategia de Francia en materia de incentivos a la compra de coches eléctricos. Proteccionismo o no, nuestro país vecino se ha posicionado para fomentar que haya un equilibro entre el precio de los automóviles cero emisiones que llegan desde China y los que se fabrican en Europa.
Lo hacen a sabiendas de que la investigación por parte de la Unión Europea será lenta, que la toma de decisiones llegará tarde y que, además, podría ser insuficiente.
Por eso, decidieron retirar las ayudas a partir del pasado 15 de diciembre a cualquier coche que no cumpla con el nuevo criterio medioambiental. Y eso expulsa del paquete de incentivos a todos los vehículos eléctricos que llegan desde el país asiático.
En realidad, lo hace con cualquier coche que no esté fabricado en Europa.
Ya no sólo es necesario que el automóvil sea 100% eléctrico, que su precio no supere los 47.000 euros y que no pese más de 2,4 toneladas, sino que ahora también debe obtener una puntuación medioambiental a partir de 60 puntos sobre 80.
La clave es el impacto ambiental durante la fabricación, bastante más estricto en nuestro continente que en el resto. En el caso de los automóviles chinos cero emisiones, la Federación Europea para el Transporte y el Medioambiente habla de unos niveles de emisiones en las plantas de producción que superan con creces los emitidos en la construcción de sus homólogos de gasolina.
Con esta decisión, lo que han conseguido en Francia ha sido destronar a las marcas extranjeras de los puestos de cabeza en cuanto a vehículos que se pueden adquirir a un precio más económico.
O mejor dicho, ahora los fabricantes europeos son los únicos que tienen coches disponibles para acogerse al Bono Ecológico. Este incentivo es de 3.000 euros para empresas, de 5.000 euros como norma general y de 7.000 euros para los hogares con ingresos más bajos.
Sólo de este modo es viable que el Citroën ë-C3 sea el único coche eléctrico que se puede adquirir allí por menos de 20.000 euros, concretamente 18.300 euros después de la ayuda de 5.000 euros. El Dacia Spring, que se queda sin opción a bono, parte de los 20.300 euros y el MG4 sale por 29.990 euros y tampoco puede optar a los descuentos estatales.
El Fiat 500e, por su parte, se puede adquirir por 25.400 euros con la ayuda general, y el Renault Twingo E-Tech está disponible por 20.250 euros en Francia, también tras las ayudas.
El BYD Dolphin, por hacer una comparación, se queda en los 28.990 euros, al ser también expulsado de las ayudas.
Esta situación se da, en realidad, con otros tantos modelos fabricados fuera de Europa, como es el caso del Tesla Model 3, o en coches de otras marcas como Volvo, que lanzará el EX30 fabricado en China. Polestar, Smart y Aiways son otros tres fabricantes que tampoco tienen disponibles las ayudas francesas.
En realidad, de los más de 100 modelos eléctricos ofertados en el mercado francés, 61 conservan el Bono Ecológico y 21 coches se quedan fuera. Hasta el momento de su salida de los incentivos, estos modelos representaban el 30% de las ventas del país.
España y otros países europeos podrían fijarse en las medidas adoptadas en Francia y darle la vuelta al mercado.
Y todo esto sin contar con el programa de leasing social que también aplica Francia desde el 1 de enero de 2024 y permite alquilar coches eléctricos por menos de 100 euros al mes. Pero esa es otra historia...