La dependencia que Europa tiene de China en cuanto a suministros se hace latente cuando se producen incidentes que impiden el flujo normal entre territorios. Se dejó ver durante la pandemia global y ahoa, cuando parecía que esta escasez de piezas se estaba recuperando, llegan otros problemas, en este caso el del bloqueo y ataque de barcos comerciales que intentan atravesar el Canal de Suez.
El conflicto está relacionado con el enfrentamiento entre Israel y Palestina y el peligro de extensión del conflicto por la región. En este caso, los hutíes, partidarios de los palestinos, están atacando y complicando la entrada de los navíos comerciales que cruzan este estrecho, como forma de protesta por la negativa de Israel a la llegada de ayuda humanitaria a Gaza. Para el comercio marítimo, este punto geográfico supone una manera de ahorrarse miles de kilómetros de navegación, lo que implica menor tiempo y coste que si lo hacen bordeando África.
Las primeras consecuencias para la industria del automóvil no han tardado en llegar y Tesla es el primer fabricante que ha adoptado una importante decisión en vista de que las piezas no llegan. No es otra que paralizar temporalmente la producción en su planta de Berlín, donde se fabrica el Tesla Model Y. Este modelo cerró el ejercicio de 2023 como el coche eléctrico más vendido del mundo y también de España. Y también ha sido el más matriculado en Europa, en este caso teniendo en cuenta, incluso, a los automóviles con sistemas de propulsión tradicionales.
Pero ser el líder no te libra de problemas y la compañía norteamericana ha hecho oficial el cierre de la gigafactoría alemana desde el 29 de enero hasta, al menos, el 11 de febrero. Es la primera víctima, al menos que lo confirma, de la problemática para el transporte naviero, pero habrá más, pues los fabricantes chinos, y también los europeos y norteamericanos que fabrican allí, necesitan que tanto componentes como automóviles sigan llegando a otros puntos del planeta.
Hablábamos en su momento de que el precio de los coches eléctricos, y de cualquier producto que se transporte en barco desde Asia, se verá afectado en los próximos meses, con ajustes en el precio acordes a lo que los fabricantes hayan tenido que desembolsar extra en logística. Con una demanda que sigue creciendo y un transporte más caro y lento, los expertos hablan de una incremento de los costes hasta cinco veces. Y eso, de una manera u otra, lo acabará pagando el cliente final.
No hay que olvidar que un 30% de los contenedores que viajan de Asia a Europa y otros destinos estaban utilizando en Canal de Suez como su mejor opción, pero el Mar Rojo no es, de momento, el mejor escenario posible. Los ataques y los bloqueos no cesan y el riesgo a correr es demasiado elevado. Los empresas marítimas hablan de un extra de diez días para cubrir el trayecto y de un gasto de un millón de dólares más por bordear el Cabo de Buena Esperanza en Sudáfrica, como alternativa al mar en conflicto.
Para cuando el problema se solucione, la escasez de suministros ya será elevada y no hay barcos suficientes para cubrir la demanda. En Tesla ya han tomado medidas, previstas para finales de la segunda quincena de enero, que será cuando realmente se van a notar los efectos del conflicto. El año pasado se contaron dos millones de automóviles que viajaron desde China a Europa, un 150% más que en 2022 y una cifra que se estima superior en 2024, pero que ya está experimentado problemas.
No extrañará, por tanto, que BYD evite este trayecto con su buque BYD Explorer No.1 con capacidad para 7.000 coches y que tiene como destino el continente europeo. Tampoco hay garantías de que la llegada del Tesla Model Y, que tiene prevista una renovación este mismo año, no se vaya a retrasar por estas mismas razones. La producción de Shanghái será viable, pero su transporte hacia destinos internacionales estará complicado, al menos hasta que no se ponga solución. Y en la planta de Berlín la situación tiene que cambiar o habrá que mover el calendario.
Prácticamente, ningún fabricante de coches es ajeno a este problema, por lo que habrá que esperar para saber si a finales de año el listado de automóviles eléctricos por debajo de los 25.000 euros en España seguirá siendo igual de limitado. No hay que olvidar que muchos de ellos llegan desde Asia y que, en todo caso dependen de las baterías que se fabrican allí. Esto quiere decir que el problema no será exclusivo de los vehículos chinos, sino de todos aquellos que se producen total o parcialmente en aquel territorio o que requieren de algún componente made in China. Y de eso no va a poder librarse ninguna marca, al menos a corto plazo.