El Grupo Volkswagen tiene en el Sedric, un proyecto de coche autónomo para ofrecer un servicio de movilidad sin conductor, que llegará a las carreteras abiertas "próximamente". Según Johann Jungwirth, exingeniero de Apple y director digital del Grupo Volkswagen, su intención es lanzarlo en 2021 en ciudades de Estados Unidos y continuar con China, Singapur y con Dubái. El problema es Europa que, con casi total seguridad, llegará la última. Jungwirth teme que la legislación continental esté dificultando la introducción de esta tecnología.
¿Por qué apostar por esta movilidad?
Según las Naciones Unidas, cada año mueren 1,25 millones de personas en accidentes de tráfico y más de 50 millones salen heridas en todo el mundo. Además, millones de personas no tienen acceso a la movilidad individual. Por si fuera poco, solo en Alemania se podrían ahorrar hasta 30 toneladas de CO2 si se eliminara la búsqueda de aparcamiento en las ciudades, un 30% de las emisiones totales en las ciudades, y cientos de miles de toneladas más que se emiten desde los interminables atascos de las grandes urbes. Los proyectos autónomos buscan, además de crear un nuevo modelo de negocio, eliminar todos estos puntos negativos.
Una vez los vehículos autónomos entren en juego, la movilidad autónoma puede no solo solucionar estos problemas, sino, además, solucionar muchos otros. El aparcar en las ciudades no será un problema constante y la disminución de la demanda de plazas de aparcamiento podría transformar los aparcamientos en zonas verdes, edificios de oficinas o casas para la población urbana, que se estima que aumente en las próximas décadas.
California, el sitio perfecto
Sin embargo, no es en Europa donde las marcas están probando esta tecnología, sino en Silicon Valley, donde la población es más abierta a probar las nuevas tecnologías. En el Estado Dorado el ecosistema tecnológico es evidente: las carreteras son más anchas, las condiciones meteorológicas son buenas prácticamente cada día y, lo que es más importante, el gobierno local facilita estas pruebas.
En el Viejo Continente la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa (UNECE) es el organismo responsable de regular la homologación y uso de vehículos de motor. Entre los casi 60 países participantes no se ha llegado aún a un consenso en cuanto al lanzamiento de vehículos autónomos. Actualmente Europa se rige, en materia de tráfico, por la Convención de Viena, que restringe de forma estricta el uso de coches autónomos en carretera abierta y limita mucho los escenarios en los cuales las marcas podrían probar su tecnología.
Para intentar cambiar las cosas, la UNECE ha introducido un nuevo procedimiento que permite a las compañías pedir una exención para probar vehículos como el Sedric del Grupo Volkswagen. El uso de los autónomos sigue siendo un debate entre los países miembros. Además, ni China ni Estados Unidos se acogen a las leyes de la UNECE, por lo que pueden responder más rápido ante los avances tecnológicos, algo que les da ventaja.
Las marcas en la carrera
Actualmente hay varias marcas trabajando en movilidad autónoma. Renault presentó el EZ-GO concept en el Salón de Ginebra, Daimler planea disponer de una flota de vehículos en California el año que viene y BMW ha empezado a probar su tecnología en China. Por otro lado, General Motors dispone de un vehículo autónomo sin volante ni pedales y asegura poderlo poner a funcionar bajo un nuevo servicio de movilidad en cuanto la legislación se lo permita. Ford también prueba su aplicación en servicios como el reparto de bienes y Tesla espera conseguir que su Autopilot convierta sus coches eléctricos en autónomos.
En el lado tecnológico, pues con los autónomos las empresas tecnológicas han entrado en juego, Waymo destaca por encima de todas y se ha asociado con el Grupo FCA, que le provee de unidades del Chrysler Pacifica para realizar sus pruebas y para poner en marcha su servicio de movilidad. Uber también trabaja con el objetivo de ofrecer vehículos autónomos, pero el accidente mortal del marzo pasado ha dificultado su trabajo. Todos trabajan en Estados Unidos o China y esperan que Europa se abra de una vez a la conducción robotizada y les permita operar en el Viejo Continente. "La tecnología casi está disponible. Me gustaría ver que la legislación nos apoya. Las pruebas están bien, pero necesitamos operación comercial para poder avanzar", admite Jungwirth. No en vano, AlixPartners estima que la industria invertirá 56.000 millones en tecnología autónoma.