Nunca es sencillo cambiar la línea de negocio o hacer grandes cambios en la cartera de productos. Pasa en todos los sectores, no sólo en automoción. Sin embargo, el camino emprendido por la industria de las cuatro ruedas es uno de los más radicales y agresivos que el mundo ha contemplado. El cambio de rumbo está costando muchísimo dinero a las marcas. El coche eléctrico es el futuro, sí, pero por ahora no es más que un enorme quebradero de cabeza para Ford. Los americanos han hecho público un nefasto balance de resultados del segundo trimestre.
Todo el mundo quiere alcanzar a Tesla, pero la compañía de Elon Musk está a años luz en cuanto a producción y rentabilidad. Tras pasar duras etapas, los de Austin se han asentado en el mercado eléctrico como la referencia más clara. Sus rivales, en este caso Ford, tienen que adaptar su negocio centenario, lo que supone desembolsar enormes cantidades de dinero. Los de Michigan son conscientes de que su estrategia eléctrica será cara, muy cara, pero la apuesta es firme a pesar de las pérdidas constantes.
Ya en el primer trimestre, Ford obtuvo unos registros cuanto menos complicados. Los del óvalo anunciaron unas pérdidas operativas de 3.000 millones dólares en su nueva división de vehículos eléctricos. A pesar de haberse puesto la tirita antes que la herida, las estimaciones pueden haberse quedado cortas. Tras publicar el balance del segundo trimestre, la realidad azota una vez más a la compañía. Entre marzo y junio, la división Model e (eléctricos) ha registrado 700 millones de dólares en ingresos, lo que supone un 27% menos que en el mismo periodo del año anterior. ¿A qué se debe?
A pesar de que han vendido más coches eléctricos, los márgenes de beneficios se han reducido drásticamente. La guerra comercial de los coches eléctricos ha provocado una notable caída en las cotizaciones, lo que a su vez ha supuesto reducir el beneficio por cada coche vendido. Si bien Ford ha ingresado un buen dinero con sus eléctricos, la columna más importante se refiere a las pérdidas. El balance del primer semestre deja claro que los americanos no van a cumplir con ninguno de los objetivos financieros. De los 3.000 millones de dólares de pérdidas estimadas, la nueva cifra crece hasta los 4.500 millones para todo el curso de 2023.
Sólo en el segundo trimestre se han perdido 1.080 millones por culpa de unos márgenes operativos de -58,9%. Las cifras son dramáticas, más si cabe si se comparan con las de otros rivales como Tesla o General Motors, que han superado las expectativas del segundo semestre. A su vez, esto ha provocado un reenfoque de las estimaciones para las ventas de 2023. La cúpula directiva esperaba poder fabricar 600.000 eléctricos en los 12 meses del 2023, pero, visto lo visto, el plan se ha pospuesto al 2024. La planta de México, donde se produce el Mustang Mach-e, ha tenido problemas, lo que ha recortado las ventas del SUV eléctrico en un 20%.
A pesar de la pérdida, Ford se muestra optimista con su apuesta. El CEO, Jim Farley, ha comentado que, aunque, "el ritmo a corto plazo de la adopción de vehículos eléctricos será un poco más lento de lo esperado, eso beneficiará a los pioneros como Ford". La compañía espera poder alcanzar una paridad de precios con los modelos ICE a finales de la vigente década y, a su vez, muestra su preocupación y admiración por la industria china al considerar que está en un “nivel superior”. Mientras tanto, los concesionarios siguen dando la voz de alarma frente a una estrategia de la marca que no está dando los frutos esperados.
