El nuevo presidente ejecutivo de Ford, Jim Farley, quiere convertir al fabricante de automóviles en una empresa mucho más diversificada, operando en los campos tecnológicos relacionados con la movilidad eléctrica. En el futuro entre sus servicios se incluirá el desarrollo de software para diferentes aplicaciones, la gestión de flotas y los servicios de recarga de vehículos eléctricos. El objetivo es reestructurar una empresa que lleva declarando pérdidas desde 2017.
Jim Farley será el cuarto CEO de la historia de Ford, sucediendo al actual, Jim Hackett, que se jubilará en octubre de este año. Su andadura por la empresa arrancó en 2007, cuando se incorporó como jefe global de marketing y ventas, para después pasar a dirigir Lincoln, Ford Sudamérica, Ford Europa y, sucesivamente, el resto de sus mercados globales. A sus 58 años, en abril de 2019 pasó a dirigir la división de Nuevos Negocios, Tecnología y Estrategia de Ford y, más recientemente, en febrero, fue nombrado director de operaciones.
Su labor en Ford será luchar con la necesaria reestructuración que precisan las operaciones globales de Ford para hacer frente a una deuda que se ha visto multiplicada como consecuencia de la crisis del coronavirus. En una entrevista concedida por Farley a Reuters, el dirigente estadounidense afirmó que apuesta por la expansión tecnológica de la empresa como solución a los acuciantes problemas económicos que arrastra. Aseguró que las "nuevas iniciativas de crecimiento crearán un gran valor para la compañía". Las nuevas líneas de negocio están relacionadas con el software, la gestión de flotas y la recarga de vehículos eléctricos, que se unirán a la que ya está abierta en su seno, relacionada con la conducción autónoma. "Son áreas concretas que cambiarán a Ford y afectarán a la apariencia y el futuro de la compañía", añade.
Software inteligente del Ford Mustang Mach-E.
Hackett y Farley se mantendrán trabajando juntos durante un período de transición que durará dos meses, y, posteriormente, Hackett, no terminará su relación con Ford, sino que continuará como asesor de la compañía hasta marzo de 2021.
Desde que Hackett tomó las riendas como director ejecutivo en mayo de 2017, las acciones de Ford han perdido casi el 40% de su valor, alcanzando niveles mínimos nunca vistos desde la recesión de 2009. Este año, las acciones de Ford han perdido el 26% de su valor y su capitalización de mercado es de 27.000 millones de dólares, una décima parte de lo que vale Tesla.
Ford dijo que espera pérdidas al final de este ejercicio, pero asegura que debería tener suficiente efectivo disponible durante lo que queda de 2020, incluso si la demanda global desciende todavía más y la pandemia del coronavirus le obliga a cerrar más plantas de ensamblaje de vehículos.
El segundo fabricante por volumen de producción de Estados Unidos también se enfrenta a una caída de la demanda en China, su segundo mercado más grande. Ford perdió 771 millones de dólares allí el año pasado, lo que se corresponde aproximadamente con la mitad de su pérdida de 2018. Su participación en este mercado se ha reducido y ha tenido problemas para revertir la tendencia a la baja de su negocio desde que comenzó a desplomarse a fines de 2017.