Ford respondió a la guerra de iniciada por Tesla a principios de año con la bajada precios de su coche eléctrico más vendido, el Mustang Mach-E, en Estados Unidos. El fabricante también ha aumentado su producción hasta las 200.000 unidades al año y las de la F-150 Lightning hasta las 150.000. Todos estos movimientos pertenecen a una estrategia a largo plazo destinada a aumentar su competitividad y a reducir los precios.
A l fabricante americano no le queda otra que poner manos a la obra y hacer un ‘trabajo pesado’ que, literalmente, incluye el transporte aéreo de piezas, lo que implica un alto coste económico para la compañía. En su informe financiero trimestral, sus principales ejecutivos señalaron con franqueza que Ford tiene una desventaja respecto a la competencia: debe mejorar sus elevados costes en relación con los beneficios de sus ventas.
Aumentar los precios o reducir los costes
La buena noticia para los consumidores está en que la solución de Ford no es subir los precios. Su respuesta es la inversión en el futuro. La firma se asegurará que sus coches, específicamente los eléctricos, serán simples y muy fáciles de escalar y, al mismo tiempo, estarán listos para competir en una posible guerra de precios.
“Ahora estamos adentrados en el desarrollo de nuestros vehículos eléctricos de segunda generación, incluida una nueva pick-up eléctrica, que, por cierto, es increíble”, afirma Farley, refiriéndose a la que se fabricará en un “volumen increíblemente alto” en la próxima planta de BlueOval City en Tennessee.
Farley explicó que estos nuevos vehículos eléctricos serán totalmente actualizables por software, lo que implica una arquitectura completamente nueva. El CEO aclaró que esta no debe confundirse con las plataformas integrales de vehículos que también se están desarrollando “y que se simplificarán radicalmente: tres estilos de carrocería, cada uno con un potencial de volumen de hasta un millón de unidades, y solo un puñado de combinaciones ordenables”.
En definitiva, una mayor calidad de fabricación y una significativa reducción de costes de fabricación, entre otros beneficios. Finalmente, esto se traducirá en una reducción de los precios de venta.
Precios fijos, nuevo software y fabricación más eficiente
Mientras, la empresa plantea nuevas líneas de negocio e innovaciones en la estrategia comercial. Un ejemplo de esto es su programa de precios sin regateo que arrancará en enero de 2024 y ya ha sido adoptado por casi dos tercios de los concesionarios. “A partir del próximo enero, venderemos vehículos eléctricos en gran volumen prácticamente sin inventario; una plataforma de comercio electrónico simple para nuestros clientes, un precio no negociado establecido por el distribuidor local y recogida y entrega remota”, explica Farley.
Para cumplir con la demanda, y a medida que se desarrollan los productos, Ford tendrá que mejorar la plataforma industrial de la empresa, tanto en lo relacionado con su sistema de fabricación como en la reducción de la complejidad de la ingeniería.
En este sentido, Farley quiere reducir al mínimo las opciones para los clientes en cuanto a la tipología de vehículos, porque “cuesta mucho el diseño de las carrocerías diferentes que luego han de ser implementadas sobre la misma plataforma”. La “simplificación ha de ser radical”, con baterías lo más pequeñas posible, con menos soportes y sistemas de sujeción.
Farley ve en China un serio competidor en el negocio de los vehículos eléctricos. “En Ford, tenemos que esperar precios negativos; y eso significa que el software y otros elementos se vuelven aún más críticos”, añade. La próxima arquitectura eléctrica completamente actualizable de Ford marcará la diferencia y añadirá un gran potencial de ingresos, enfatizó Farley, “Lo que hemos aprendido con la flota de vehículos profesionales de Ford es que podemos ganar dinero real con el software”, concluye.