En Francia, la Convención Ciudadana sobre el Clima ha presentado un proyecto para restringir la velocidad en las autopistas a 110 km/h con el objetivo de reducir las emisiones contaminantes. Presentado al Gobierno francés, y pendiente todavía de ser examinado por este, la propuesta está suscitando un intenso debate en el país vecino sobre lo que significaría esta medida cuando se generalicen en las carreteras los coches eléctricos, que con ella, tendrían mucho que ganar.
En Francia, la limitación máxima de velocidad en las autopistas, en el caso de los turismos, es de 130 km/h, aunque hay algunos tramos limitados a 110 km/h. Los 150 participantes en la Convención Ciudadana por el Clima, celebrada en Francia en octubre del año pasado, propusieron la reducción generalizada de la velocidad máxima a 110 km/h. Si bien por ahora la medida parece que va a tener pocas posibilidades de convertirse en ley, el proceso de electrificación del automóvil ha suscitado un debate sobre lo que significaría en el caso de generalizarse el uso de coches eléctricos: mayor autonomía y menos paradas para recargar pueden provocar que el tiempo de viaje se reduzca.
El descenso de la velocidad a 110 km/h tendría un impacto real muy pequeño en la vida cotidiana de la mayoría de las personas. En los viajes cortos por las carreteras de circunvalación y las que unen las conurbaciones, ya hay muchos tramos con velocidades máximas permitidas inferiores a 110 km/h, por lo que en estos casos la medida prácticamente no afectaría al día a día. Es en el caso de los viajes más largos, por autovías interurbanas, cuando más se notaría el cambio de velocidad: por ejemplo, un viaje de 800 kilómetros podría alargarse en más de una hora, si no se tienen en cuanta las paradas.
Coches eléctricos: ¿ir más despacio ahorra tiempo?
Si bien sea cual sea la tecnología que mueve un coche, ir más rápido supone mayores consumos, en el caso del coche eléctrico esto es mucho más evidente. Al bajar la velocidad, se reduce el consumo y por lo tanto la autonomía de cada carga de su batería. Esto supone que las paradas para recargar sean menos numerosas y más cortas, lo que se traduce, en algunos casos, en llegar antes al destino.
Actualmente, muchos de los usuarios de un coche eléctrico viajan a velocidades inferiores al límite de la vía precisamente por esta razón. Si se tomase la medida, serían los propietarios de un Tesla los más perjudicados, puesto que en su caso, la autonomía de los coches, la extensa red de recarga y su potencia, les permite ir más ligeros.
La web francesa Automobile-propre ha elaborado una gráfica comparativa aplicando su experiencia a bordo de un Peugeot e-208. En la que detalla el progreso teórico de un viaje de 600 kilómetros. A 130 km/h, el número de paradas para recargar es mayor que a 110 km/h, puesto que hay que hacerlo cada 150 kilómetros. Si se reduce la velocidad, las recargas se distancian, afectando al tiempo total del viaje, que en este caso es de 30 minutos menos.
Tiempos de viaje y recarga en condiciones reales (Peugeot e-208) en función de la velocidad máxima (130 km/h frente a 110 km/h). Fuente: Automobile-Propre.
Coche eléctrico contra coche térmico
Otra ventaja de esta medida sería la reducción de la diferencia de tiempo que existe entre viajar con un vehículo térmico o hacerlo con un eléctrico. En el primer caso, al reducirse el consumo, la autonomía que ofrece el depósito de combustible se alarga de manera que en algunos casos es posible llegar a conducir 1.000 kilómetros sin repostar, aunque lógicamente sí es necesario parar.
En un viaje de 600 kilómetros a 110 km/h, un vehículo térmico completaría el recorrido en aproximadamente seis horas, incluidas dos paradas de 15 minutos para descansar, en las que, en algunos casos, no sería necesario ni siquiera repostar. En el caso de un coche eléctrico, el viaje se alargaría hasta las siete horas, incluidas las mismas dos paradas de aproximadamente media hora cada una para recargar la batería. En total la diferencia es de solo una hora, que en un viaje de esta duración no es un tiempo excesivo, obteniendo a cambio todas las ventajas que ofrece un coche eléctrico.
España, a 110 km/h
En España, la limitación de velocidad en autovía es de esta limitación es de 120 km/h. Aunque no siempre ha sido así. En febrero de 2011 se aprobó una medida de ahorro energético que la redujo a 110 km/h, provocada por la subida del precio del petróleo. En marzo de ese año comenzaron a modificarse las señales, pero en julio el Gobierno dejó sin efecto la medida recuperando la antigua velocidad.
La velocidad máxima de las autovías, varía en los diferentes países de Europa. Alemania es el país en el que a pesar de que estar recomendada a 130 km/h en la mayoría de tramos no hay limitación legal. En la mayoría de los casos la velocidad máxima es 130 km/h (Austria, Croacia, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, Grecia, Holanda, Hungría, Italia, Luxemburgo, República Checa, Rumanía y Lituania, de abril a octubre, ya que de noviembre a marzo es 110 km/h).
El límite está en 120 km/h en Bélgica, Irlanda, Portugal y Finlandia, aunque en este último caso hay muchas autopistas limitadas a 80 km/h. En otros países se opta por otras limitaciones, como los 140 km/h de Bulgaria o Polonia, 110 km/h en Suecia, 112 km/h (70 mph) en Reino Unido, 100 km/h en Chipre, Noruega o Suiza, 90 km/h en Estonia en invierno (110 km/h en verano), 80 km/h en Letonia y Malta o los 70 km/h en Liechtenstein.