La paralización prácticamente total en la actividad económica que está provocando la pandemia del coronavirus ha provocado un cisma en la industria del automóvil. Mientras la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) solicitó la semana pasada retrasar los objetivos de emisiones de CO2 de la Unión Europea, los grandes grupos alemanes (BMW, VAG y Daimler) no quieren que se produzca ninguna demora, una postura que también apoya la ONG Transport & Environment. Sin conocer todavía los efectos a largo plazo de la pandemia sobre la industria, la discusión está servida.
El pasado 1 de enero entró en vigor la nueva normativa de emisiones de la Unión Europea. Unas medidas calificadas como claves para la reducción de las emisiones en el sector del transporte en Europa. En ella se especifica que el objetivo de emisiones promedio de CO2 para la flota conjunta de cada fabricante es de 95 gramos de CO2 por kilómetro en 2020. Su puesta en marcha puede suponer el pago de multas extremadamente cuantiosas en caso de no cumplirse: una sanción equivalente a 95 euros por cada gramo de CO2 que exceda el límite, multiplicado por cada uno de los coches que se vendan en 2020 y 2021, que es el periodo de transición de dos años acordado.
Los datos de los dos primeros meses del año indican que la medida está funcionando. Mientras que el mercado general ha sufrido un descenso en los dos primeros meses del año (un 7,0% y un 7,6% respectivamente en enero y febrero, según Jato Dynamics), los coches híbridos y eléctricos siguen en aumento, con una subida del 80% en febrero. Excluyendo los híbridos no enchufables, los híbridos enchufables (PHEV) aumentaron un 153% hasta las 28.700 unidades y los coches eléctricos (BEV) registraron un aumento del 92% hasta alcanzar las 38.700 unidades.
A favor de la moratoria
En enero, Mike Manley, CEO del Grupo Fiat-Chrysler (FCA), asumió el cargo de presidente de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) sustituyendo a Carlos Tavares, CEO del Grupo PSA. Su figura representa a aquellos que se oponen a las estrictas normas de emisiones. Manley, junto a otras tres asociaciones que representan a proveedores europeos, fabricantes de neumáticos y empresas de reparación de motores ha firmado una carta dirigida a Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea argumentando que la pandemia ha detenido el desarrollo y la producción de vehículos. En ella expresan que esta crisis " trastorna los planes de preparación para cumplir con las leyes y regulaciones de la Unión Europea, tanto existentes como futuras dentro de los plazos establecidos Por lo tanto, creemos que habría que hacer algún ajuste temporal en estas leyes".
Carlos Tavares, CEO del Grupo PSA y Mike Manley, CEO del Grupo FCA.
Según un informe de PA Consulting publicado en febrero de este año, FCA podría enfrentarse a multas de hasta 2.400 millones de euros en 2021. Si bien la compañía redujo sus riesgos al agrupar sus créditos cero emisiones con Tesla, la consultora cree que esta medida "tendrá un impacto mínimo en su capacidad para cumplir sus objetivos".
En contra de la moratoria
Aunque son miembros de la ACEA, son los fabricantes alemanes los que han mostrado su negativa a que se modifique las fechas de la legislación. El BMW Group el Grupo VAG y Daimler Group han invertido mucho dinero en su futura electrificación. La VDA (Asociación Alemana de la Industria Automotriz), comprende la situación de algunos fabricantes que se encuentran "gravemente dañados". Con miles de puestos de trabajo en juego, entiende que habrá un debate sobre los objetivos de emisiones de CO2.
Por su parte, un portavoz de Volkswagen ha afirmado que la situación legal actual es decisiva: "Continuamos nuestros esfuerzos para alcanzar los objetivos de la flota para 2020 y los años posteriores", ha declarado.
Según Transport & Environment, una organización sin fines de lucro con sede en Bélgica que promueve la movilidad sin emisiones, los automóviles representan el 14% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero de toda la Unión Europea y el 70% de las emisiones de transporte por carretera . Esta normativa es "el primer objetivo significativo, después de años de crecientes emisiones de CO2 y la escasez de modelos de automóviles eléctricos en el mercado".
Julia Poliscanova, directora de vehículos limpios en T&E, defiende la posición de BMW, Daimler y Volkswagen. "Si bien la recuperación económica general es crucial, no debemos permitir que algunos fabricantes de automóviles oportunistas utilicen la crisis para revertir descaradamente los objetivos climáticos de la Unión Europea en el sector del automóvil".
Según Poliscanova es todavía demasiado pronto para juzgar los impactos del coronavirus en la industria automotriz. Además, "vender menos automóviles no afectará al cumplimiento de la ley", explica. "Lo que importa es el tipo de automóvil que se vende". Por eso defiende que cualquier incentivo que se promueva tras la crisis para aumentar la demanda "debe estar dirigido a automóviles con cero emisiones". Esta estrategia "ayudará a mantener los empleos en Europa, a frenar la contaminación y a aumentar la competitividad de nuestra industria automotriz".
La respuesta de la Unión Europea
Por ahora, la Comisión Europea no tiene previsto cambiar el rumbo de la legislación modificando las fechas ya establecidas. Según un portavoz, "la comisión está decidida a utilizar todas las herramientas políticas a su disposición para ayudar a proteger a los ciudadanos y mitigar las graves consecuencias socioeconómicas negativas de la pandemia de coronavirus. La recuperación debe ser lo más sostenible posible, tanto económica como ambientalmente".