Luca de Meo, director general del Grupo Renault, ha relevado a Oliver Zipse como presidente de ACEA (Association des Constructeurs Européens d'Automobiles), la asociación de constructores europeos de automóviles. Y este martes ha hecho el primer discurso oficial en su nuevo cargo, haciendo un llamamiento a los responsables políticos de la Unión Europea para proteger la industria automovilística, entre otras cosas. También ha dejado otro mensaje que hará poca gracia a los consumidores que quieran comprar un coche nuevo.
En los dos últimos años hemos visto como los precios de los coches no han dejado de subir. Hay numerosos ejemplos y lo hemos cubierto en multitud de ocasiones, cuando era más relevante o sonado. Si bien es cierto que se han encarecido los costes de la energía, de las materias primas y del transporte (especialmente el marítimo), todo se ha magnificado en el precio final. Cuando las empresas han anunciado sus resultados, hemos visto que están ganando mucho más dinero que antes. Venden menos coches y cuesta más fabricarlos, pero se venden notablemente más caros, lo que al final aumenta el margen de beneficios.
Ya desde antes de la pandemia del covid-19 y todo lo que ha conllevado, grandes grupos automovilísticos como Stellantis, Volkswagen o Renault anunciaron estrategias para subir un peldaño (o dos) en posicionamiento de marca y precios con el objetivo de aumentar los márgenes de beneficio por cada coche vendido. Del típico 3-4% de margen que solía tener un fabricante generalista, se quiere pasar a cifras del 10% o más.
Hay otro factor en el encarecimiento de los vehículos: cada vez son más complejos y sofisticados. La incorporación de elementos de seguridad y sistemas anticontaminación hace que sean más caros de producir. En este sentido, Luca de Meo ha asegurado que, con la llegada de la normativa Euro 7, hacer un coche será 1.000 euros más caro para el fabricante y al cliente le supondrá un sobrecoste de 2.000 euros. Has leído bien.
El aumento de precios de los coches nuevos que tienen que cumplir la Euro 7 podría reducir las ventas de vehículos nuevos entre un 7 y un 10 por ciento, según De Meo, y provocar el cierre de cuatro fábricas del Grupo Renault. El grupo francés se encuentra actualmente en pleno proceso de reconversión, en el cual han separado la compañía con una división de coches eléctricos (Ampere) y otra para coches con motor térmico (Horse). No obstante, según la Comisión Europea, el impacto en el precio del vehículo será menor.
Que los fabricantes han sobredimensionado al cliente final los mayores costes de producción es un secreto a voces, o mejor dicho, ya no es ningún secreto. En algunos casos, incluso se han aprovechado de los incentivos públicos para aumentar los precios de los vehículos eléctricos. En China, el gobierno ha tomado medidas a este respecto: encargó un estudio que demostró que los fabricantes inflaban los precios para tener mayores beneficios por coche. Como consecuencia, el gobierno chino ha eliminado los incentivos para comprar un coche eléctrico. Y como consecuencia de esto, los fabricantes han empezado a bajar los precios.
Además de esta afirmación sobre el impacto del precio en el consumidor final, Luca de Meo ha hecho un llamamiento para que la Unión Europea tome medidas más proteccionistas como han hecho Estados Unidos y China, y ha propuesto reorientar esfuerzos para reducir emisiones con vehículos eléctricos y combustibles sintéticos de baja huella de carbono (ver detalles de su discurso).