¿Un vehículo eléctrico es más económico que uno de combustión? Un estudio titulado como "Cuantificación integral del costo total de propiedad para vehículos de diferentes tamaños y sistemas de propulsión", así lo asegura. Dicho estudio de nombre olvidadizo ha sido elaborado a través de la Oficina de Información Científica y Técnica del Departamento de Energía de Estados Unidos, con la finalidad de comparar cuánto puede resultar el costo total, entre adquisición y mantenimiento, de un vehículo eléctrico en comparación con uno movido por gasolina.
A simple vista, puede parecer bastante lógico, ya que directamente el vehículo eléctrico monta muchísimas menos partes móviles en su mecánica que uno de combustión. En pocas palabras, un eléctrico al fin y al cabo posee una mecánica mucho más simple. Esto debe redundar directamente en un mantenimiento final más económico, ya que a menos piezas con posibilidad de rotura o degradación, menos gastos serán asimilados por su propietario.
Los realizadores de este estudio han tenido en cuenta desde el precio inicial de compra hasta la depreciación, el precio del combustible (electricidad o gasolina), el seguro obligatorio, impuestos, mantenimiento y reparaciones. Es decir, todos los gastos que implican el adquirir un vehículo nuevo a día de hoy. La conclusión de dicho estudio es que, a lo largo de toda su vida útil, un coche eléctrico puede costarnos hasta un 40% menos que un coche de combustión
En el contexto actual de mercado, los vehículos eléctricos resultan más costosos de adquirir que un vehículo de combustión, sin embargo este gasto extra se irá subsanando en favor del cero emisiones al poco tiempo de ser adquiridos. Esta equiparación económica a medio plazo viene protagonizada por el precio del combustible en cuestión, ya que el precio por kilómetro tiende a ser mayor en un automóvil de gasolina que en uno movido íntegramente por electricidad.
El estudio también afirma que la diferencia en cuanto al precio de adquisición desaparecerá en los próximos años. Concretamente, pone su mira en el año 2027, pero otros estudios lo sitúan en el año 2025 y otros para finales de esta década. En cualquier caso, la práctica totalidad de informes alientan a que esta década será decisiva para aplanar la diferencia económica que supone adquirir un eléctrico frente a un coche de gasolina.
Los grandes beneficiados en este momento son los vehículos híbridos (convencionales o "autorecargables"), ya que no crean la necesidad de disponer de un puesto de carga cercano, ya sea en casa o en la calle, el coste por kilómetro de uso aquí se reduce, y su durabilidad es aún extensa frente a unos vehículos de gasolina que, al fin y al cabo, tienen fecha de caducidad, aunque por el momento dicha fecha sea incierta.
Finalmente, este estudio hace también especial hincapié en la depreciación propia de cada mecánica. Donde el vehículo de gasolina es el mayor perjudicado por esta estadística, el coche eléctrico sale prácticamente indemne y mantiene su valor prácticamente inamovible desde el momento en que sale del concesionario hasta que realiza sus primeros 10.000 kilómetros. Nuevamente los híbridos convencionales vuelven a posicionarse en medio de la balanza y actualmente presentan la mecánica más equilibrada si comparamos los tres casos.