Daimler, al igual que el resto de fabricantes de automóviles, se ha visto obligada a apuntar su enfoque hacia los coches eléctricos, ya que la era de los vehículos de gasolina y diésel parece estar llegando a su fin. La revolución eléctrica, sin embargo, trastocará los planes de los proveedores, acostumbrados a suministrar componentes para automóviles convencionales, advierte la firma alemana.
Los proveedores de Daimler se han visto obligados a realizar inversiones para ayudar a electrificar toda la gama de coches Mercedes-Benz para 2022, lo que representa un gran cambio en la logística interna de la industria auxiliar. "Debido a la electrificación de nuevos modelos de coches, lo que significa un cambio en la demanda tradicional de motores de diésel y gasolina, el segmento de automóviles Mercedes-Benz podría propiciar que Daimler requiera cambios en el volumen de componentes que solicita a los proveedores", dijo el fabricante de automóviles en su informe anual, según Reuters.
"Esto podría resultar en una utilización excesiva o insuficiente de las capacidades de producción de ciertos proveedores. Si los proveedores no pueden cubrir sus costes fijos, existe el riesgo de que puedan exigir pagos de compensación", dijo Daimler, que creó un comité de gestión de riesgos para supervisar a sus proveedores después de la crisis financiera de 2008, cuando algunas empresas más pequeñas se encontraron con problemas de flujo de efectivo.
Daimler reconoció a inicios de febrero que sus ganancias de este año se verían reducidas debido a la importante inversión que han realizado en coches eléctricos y autónomos. En su informe anual, la compañía dijo que las crisis políticas y las incertidumbres de la industria automotriz podrían generar problemas de suministro de materias primas específicas, lo que ocasionaría precios volátiles. La compañía alemana anunció que sus provisiones ascendían a 14.000 millones de euros a finales de 2017, lo que significa 2.100 millones de euros más que el año anterior.
Por otra parte, Daimler está siendo demandada por los propietarios de vehículos Mercedes-Benz con motores diésel en Estados Unidos en una demanda colectiva, que alega que el fabricante de automóviles utilizó un software para reducir los datos de emisiones contaminantes. La firma alemana asegura que la acusación carece de fundamento y está colaborando con las autoridades.