La llegada del coche eléctrico y la aplicación de nuevas leyes europeas obliga a las marcas ha ser creativas con sus inversiones y estrategias. Todas tienen que dar el paso, el salto, a la movilidad eléctrica, pero los planes no están avanzando al ritmo que se esperaba. Stellantis, con 14 marcas diferentes bajo su paraguas, ha buscado en China la forma de abaratar el coche eléctrico. El acuerdo firmado a principios de año ahora está en peligro tras la última y tajante decisión tomada por el Gobierno de Xi Jinping como respuesta a una polémica votación que está dividiendo a Europa.
Cuando hablamos del coche eléctrico son muchos los factores que entran en juego en la ecuación. Europa está perdiendo competitividad frente a China y desde Bruselas intentan mitigar la llegada de más vehículos electrificados procedentes de Oriente. El Parlamento Europeo ratificó hace un par de semanas la aplicación de aranceles especiales a la importación de vehículos procedentes de China. Las marcas tendrán que pagar una tasa adicional que intentará comprometer la llegada masiva de coches baratos que supongan una pérdida de imagen para los fabricantes europeos.
China compromete la agenda de Stellantis para su marca china
La votación ha dividido al espacio comunitario. Por un lado los países que apoyan la medida sancionadora: Italia, Francia, Países Bajos, Estonia, Lituania, Letonia, Polonia, Dinamarca, Bulgaria e Irlanda. Por otro los que reniegan de ella: Alemania, Hungría, Malta, Eslovenia y Eslovaquia. Por último el resto de países, los 12 sobrantes, que no se han declarado ni a favor ni en contra, entre ellos España. En China no ha sentado muy bien la medida y desde el Gobierno de Xi Jinping han solicitado a las empresas que corten toda inversión centrada en Europa. Leapmotor (china) ha sido obediente y Stellantis tiene ahora un serio problema.
El acuerdo mil millonario al que Carlos Tavares llegó a principios de año está en riesgo. El plan de Stellantis era ensamblar grandes cantidades de vehículos en la fábrica de Tychy, Polonia. Al haberse declarado a favor de los aranceles, Leapmotor ha cortado el grifo de dinero hacia el país. La producción del Leapmotor T03, el más barato de los coches eléctricos de la compañía, vendido en Europa a través de Stellantis, está en peligro, aunque numerosas fuentes aseguran que su ensamblaje no se verá afectado, aunque con toda probabilidad sí el de otros modelos que ya estaban programados.
Se abre así un periodo de incertidumbre que puede poner en jaque la millonaria inversión de Stellantis. China presiona a Europa y a sus países miembros para llegar a un acuerdo comercial que satisfaga a ambas partes. La mesa de negociación sigue abierta, pero el primer paso ejecutado por Bruselas pone en peligro muchas estrategias. Si bien esta medida mete miedo a las marcas, no es nada comparado con el hecho de que China aplique aranceles especiales a las marcas europeas. En ese caso compañías locales podrían perder enormes sumas de dinero en el país asiático, transformado en el mayor mercado automovilístico del mundo.