A menudo se habla de que la electrificación del parque móvil de los diferentes países del mundo se mueve a diferentes velocidades. La concusión de esta afirmación es que los países más ricos son los que deberían tener mercados más prósperos, mientras que los países más pobres llegarán más tarde a la meta. Sin embargo, las decisiones políticas tienen una gran influencia sobre los mercados, lo que hace que en países tan prósperos como Australia sea casi imposible adquirir un coche eléctrico.
Cuando Hyundai fijó la fecha para que sus clientes australianos pudieran reservar el nuevo Ioniq 5, tan solo había 109 unidades disponibles para todo el país. Según informa The Guardian, las reservas se agotaron en siete minutos, con más de 18.000 personas registradas e interesadas por este vehículo.
La experiencia de los clientes de Hyundai con el Ioniq 5 no es inusual allí. La demanda de vehículos eléctricos en Australia supera con creces a la oferta. Este problema es debido a que los fabricantes de automóviles no priorizan el mercado australiano debido a la falta de acción de su gobierno en esta materia. "Nuestro mayor problema ahora es atraer la oferta de vehículos eléctricos, no lograr que los australianos se interesen en comprarlos", afirma Behyad Jafari, director ejecutivo del Consejo de Vehículos Eléctricos, el organismo nacional que representa a la industria de vehículos eléctricos en Australia.
Australia carece de las políticas ambientales que exijan unos requisitos de reducción de emisiones a los fabricantes que en otros mercados, como el europeo, les han empujado a vender vehículos eléctricos. Países como Reino Unido o Corea del Sur, que prohibirán la venta de vehículos con motor de combustión en 2030 y 2025 respectivamente, son ahora su prioridad.
El gobierno australiano ha anunciado programas de financiación para nuevos puntos de recarga de vehículos eléctricos en viviendas, empresas y lugares públicos, pero sigue siendo el único país de la OCDE que no tiene estándares de eficiencia de combustible para el CO2 y tampoco ha adoptado los estándares de emisiones Euro 6 que se aplican a los vehículos vendidos en la Unión Europea. "Australia no está en la carrera", dice Jafari. "Nuestros socios en EE.UU y Europa lo tienen mucho más fácil porque obtienen suficientes vehículos eléctricos para sus mercados".
Aunque muchos fabricantes de automóviles están luchando con los problemas de la cadena de suministro, Bill Thomas, gerente general de asuntos corporativos de Hyundai Australia, dice que allí es la falta de incentivos para vender vehículos eléctricos la que provoca la escasez de la oferta. La situación ha llegado tan lejos que los compradores deben esperar de seis a nueve meses para recibir un Tesla. Alrededor de 20.000 personas tuvieron que competir por los 500 Kia EV6 que se asignaron al mercado australiano en el momento de su lanzamiento. Y sin políticas gubernamentales en esa dirección, los expertos temen que la situación empeore.
"Cuando un australiano compra un vehículos de gasolina, corre el riesgo de adquirir un vehículo nuevo que dentro de cuatro o cinco años no tendrá ningún valor. Nadie querrá comprarlo porque será una tecnología obsoleta", asegura Jafari, que utiliza un símil para esta situación muy acertado: "Esencialmente, debemos advertir que se están vendiendo teléfonos fijos cuando el mundo se está moviendo hacia los teléfonos móviles".
Por otro lado, Australia es uno mayores suministradores de minerales como el litio, el cobalto o el níquel, lo que lo convierte en un país clave para el futuro de los vehículos eléctricos.