La llegada del coche eléctrico no sólo ha cambiado la forma en la que nos movemos, sino que también ha provocado un cambio en el statu quo industrial. El mundo mira a China en busca de productos. La deslocalización del entramado productivo durante décadas ha hecho que muchas regiones, como es el caso de Europa, se posicionen en una clara dependencia con respecto al país asiático. Los conductores europeos necesitan las baterías chinas, y según un estudio de Goldman Sachs, todavía quedan muchos años para poder liberarnos del yugo chino.
La apuesta de la Unión Europea por el coche eléctrico es clara, puede que demasiado clara. En un plazo de poco más de una década el panorama automovilístico europeo va a cambiar. En 2035 sólo se venderán coches eléctricos en el viejo continente, pero esta política despierta muchas dudas entre expertos y analistas. Actualmente Europa tiene una capacidad de producción de baterías muy limitada, mientras que China muestra un poderoso músculo que no parece que vaya a caer durante los próximos años. Aun así los analistas prevén que en 2030 Europa y Estados Unidos podrán dejar de depender de la industria china.
Eso si China no pisa el acelerador, tal y como tiene programado. Actualmente el mercado asiático domina con puño de hierro la producción de baterías para automoción. CATL se sitúa en la cabeza con casi el 35% de la producción mundial, tras ella encontramos a marcas como LG, BYD, Panasonic o SK. Chinos, coreanos y japoneses se sitúan en el top 5 mundial. Entre los 10 principales productores del mundo, seis son empresas chinas con una producción actual que controla el 56,4% del mercado de baterías.
Los chinos aprenden muy deprisa, sólo hay que echar un vistazo a los coches eléctricos que están llegando a Europa. Saben que en algún momento Europa y los fabricantes europeos empezarán a tomar cartas en el asunto, y para ello ya cuentan con instalaciones en Europa, y pronto esperan poder abrir más. Los analistas consideran que el dominio chino puede desvanecerse por varios motivos: políticas proteccionistas, alternativas en las químicas de las baterías y el auge del reciclaje de baterías. También reconocen que para eso ocurra se debe reevaluar el mercado actual.
China no sólo controla la producción, también controla la materia prima. El litio se ha convertido en la nueva moneda de intercambio de la industria del automóvil. Las baterías de litio son mayoría a la hora de movilizar el parque eléctrico, y aunque la industria estudia alternativas, nada indica que se vaya a producir un cambio rápido. El sodio es otra gran apuesta y pronto llegarán los primeros coches eléctricos con baterías de sodio, tal y como ha reconocido BYD esta misma semana.
El informe de Goldman Sachs evidencia la impresionante inversión que deben hacer Estados Unidos y Europa para liberarse de las garras de la industria china. Tras años de derivar la producción, los analistas indican que se necesitaría una inversión de 78.200 millones de dólares en baterías, 60.400 millones de dólares en componentes, 13.500 millones en minería de litio, níquel y cobalto, además de 12.100 millones adicionales para el refinamiento de esos materiales. Un total de 268.000 millones de dólares para lograr una cadena de suministro completamente autosuficiente.