Durante los últimos cuatro años, el crecimiento de las ventas de barcos eléctricos de recreo y pequeñas embarcaciones de pesca ha sido notable, animada por la llegada al sector de nuevas compañías que han ofrecido un producto novedoso y muy tecnológico. Todo esto se ha conseguido sin la existencia ni de ayudas financieras ni de regulaciones de emisiones, como sí ha ocurrido con los vehículos que se mueven tierra adentro. A partir de aquí, ¿qué le depara el futuro a este sector y que desafíos debe salvar para llevar a los barcos eléctricos a competir realmente con los de combustión? A estas preguntas responde el nuevo informe de IDTechEx "Electric Leisure & Sea-going Boats and Ships 2021-2040".
En el estudio de mercado, IDTechEx ha recopilado los datos históricos de ventas de embarcaciones eléctricas de recreo desde 2016. El crecimiento ha sido constante desde 2017, el momento en el que los resultados comenzaron a ser significativos en comparación con los datos generales del sector. Si bien es positiva, su evolución nada tiene que ver con la que han experimentado los coches eléctricos.
Entre los desafíos clave que tiene que superar este sector está la regulación de emisiones, que para este tipo de embarcaciones es prácticamente inexistente. Y cuando la hay es muy limitada y local, como por ejemplo en algunos lagos de Alemania y en los canales centrales de Ámsterdam. Una de las causas que ha llevado a esta apatía hacia la restricción de las emisiones en la navegación se debe a que se ha optado por priorizar primero los problemas más grandes. Si bien las emisiones de un motor fueraborda pueden superar hasta en 30 veces las generadas por un automóvil mediano, la escala del problema es mucho menor por el volumen de cada mercado. Mientras cada año se venden 80 millones de coches en todo el mundo, las ventas de barcos fueraborda solo alcanzan las 500.000 unidades anuales (datos de OICA-Organización Internacional de Constructores de Automóviles). Sin embargo, permitir a los barcos vía libre en sus emisiones socava el esfuerzo masivo que están realizando otras industrias y, en última instancia, conduciría a una transición más complicada hacia la neutralidad del transporte.
Evolución de las ventas de barcos eléctricos de recreo. Fuente: IDTechEx.
Otro motivo que lleva al lento despegue del sector es la escasa iniciativa de los grandes fabricantes hacia la electrificación de su catálogo de productos: Yamaha, Honda o Mercury no han realizado movimientos para desarrollar versiones eléctricas de sus motores. Esta situación es similar a la que ha ocurrido en otras categorías de vehículos, en las que han sido nuevos actores los que han provocado el cambio, como podría deducirse que ha hecho Tesla en el sector de los coches eléctricos para particulares.
En el caso del sector náutico, es la empresa Torqeedo la que literalmente ha creado e impulsado el mercado de la navegación de ocio eléctrico casi sin ayuda. A cambio, hoy mantiene un reinado indiscutible ya que su nivel de experiencia y su línea de productos hacen que sea difícil para otras empresas nuevas competir con ella. Su cifra de ventas ha superado las 100.000 unidades en toda su trayectoria comercial. El ingreso en el mercado de los grandes fabricantes haría que los compradores considerasen la opción eléctrica como realmente posible lo que aumentaría las ventas.
Por último, un tercer factor que afecta a la lenta evolución son los precios de las baterías marítimas, que son mucho más altos que los de otras industrias, como los automóviles eléctricos y el almacenamiento de energía estacionario.
En base a esta realidad, IDTechEx pronostica en su informe la demanda de embarcaciones eléctricas, la demanda de baterías en MWh y valor del mercado hasta el año 2040. La información distingue el tipo de tren motriz, eléctrico o híbrido, y la sectorización: recreo, pesca, cruceros, ferrys, apoyo en alta mar, remolcadores y aguas profundas. También tiene en cuenta las tecnologías subyacentes y establece paralelismos y diferencias con la industria automotriz.