No, no hay que frotarse los ojos. No es un sueño, todo lo contrario. El 14 de agosto será una fecha muy importante para recordar. Ha sido el día en el que Faraday Future ha entregado las llaves a su primer cliente. Cuesta creer que por fin haya llegado este momento, más si cabe con toda la truculenta historia que se esconde detrás de esta nueva compañía americana de coches eléctricos. Como no podía ser de otra manera, el acto de entrega ha estado rodeado de mucha fiesta y ceremonia. No es para menos teniendo en cuenta que pocos apostaban por este momento.
Sólo hay que echar un vistazo al pasado para darse cuenta de dónde venimos. En 2014, en el estado de California, Estados Unidos, se fundó la compañía Faraday Future. Su tutor legal y principal inversor es un rico empresario chino, Jia Wueting. Desde el principio, la empresa tenía un claro objetivo, lanzar al mercado coches eléctricos de alta tecnología y elevado precio. Poco a poco, Faraday Future empezó a dar de qué hablar, ganando popularidad y creciendo, llegando a disponer de hasta 1.000 empleados en 2016. Todo parecía una historia de éxito, pero no era oro todo lo que relucía.
Durante años, Wueting prometió entregar las primeras unidades de su FF 91, así se llama el esperado coche, en 2018. Las especificaciones iniciales proponían un coche eléctrico totalmente revolucionario, capaz de superar los registros de Tesla y de cualquier otra empresa que se pusiese en su camino. Los números y las características alababan el proyecto y Faraday Future recibió grandes cantidades de dinero de muchos inversores repartidos por todo el mundo. Las reservas de pedidos aumentaron o eso parecía: aunque anunciaron 14.000 pedidos, tiempo después se supo que en realidad sólo había 401 personas interesadas.
El año pasado, el 2022, fue muy intenso en cuanto a problemas y reclamaciones. Faraday Future coqueteó en varias ocasiones con la desaparición. El desarrollo del FF 91 no ha parado de acumular retrasos y la fecha inicialmente prevista se ha pospuesto en muchas ocasiones. A pesar de cotizar en el Nasdaq americano, la falta de recursos económicos ha obligado a paralizar las actividades en varios momentos. Muchos trabajadores han sido despedidos y el coche parecía condenado a desaparecer sin llegar a ser una realidad. Sin embargo, y para sorpresa de muchos, la compañía ha renacido de sus cenizas y la primera entrega de llaves es la muestra más evidente.
Hay que reconocer que, sobre la mesa, el FF 91 es todo un portento tecnológico. Faraday Future no ha reparado en gastos con su primer coche eléctrico comercial. La ficha técnica desvela que la berlina equipa tres motores eléctricos con tracción total y una potencia combinada de 1.065 caballos. Rendimiento suficiente que le permite acelerar de 0 a 100 Km/h en apenas 2,39 segundos. Bajo su carrocería, se esconde una batería de 142 kWh de capacidad con la que ha homologado una autonomía de 613 kilómetros bajo el protocolo de certificación EPA, el ciclo americano. Todo ello recubierto por la más avanzada tecnología y por los mejores materiales del mercado.
El precio ha sido siempre un gran escollo para el éxito del FF 91. No se puede decir que sus tarifas sean populares. La primera unidad entregada tiene un valor mínimo de 309.000 dólares, aunque Faraday Future ha comentado que este precio es especial al tratarse de la primera unidad. Pronto reducirá las tarifas a unos más asequibles 249.000 dólares. Con semejantes tarifas no es de extrañar que pocos hayan sido los interesados en hacerse con los servicios de un FF 91, pero una cosa está clara, al final la compañía ha cumplido con lo prometido, aunque haya sido 5 años más tarde de lo inicialmente pensado.
