Posiblemente estemos ante la crisis global de piezas más importante en la historia de la automoción. La carestía de semiconductores y chips ha provocado que los fabricantes de coches acumulen muchos retrasos en la producción. Algunas voces afirman que el problema se extenderá un par de años, aunque Elon Musk confía en que todo quede olvidado el próximo año gracias a la apertura de nuevas fábricas.
Estamos ante una crisis que no solo afecta al mundo del motor, en realidad es un problema que afecta a toda la industria; los chips se emplean en multitud de productos. Son los cerebros de todo aparato electrónico, y su falta está golpeando a todo el mundo. Móviles, portátiles, e incluso consolas. Si no me crees, intenta encontrar una Play Station 5, y si lo haces a ver a qué precio está, porque la falta de ellas ha provocado que el precio en canales de venta alternativos se haya disparado.
Pero volviendo al terreno del motor, los fabricantes están pagando las consecuencias de una industria muy localizada y la falta de previsión. En el confinamiento causado por la pandemia de la COVID-19, la tecnología de consumo provocó tal requerimiento de chips que prácticamente se agotaron. Las pocas fábricas que se encargan de crear tan delicados componentes no paran, pero ni con eso es suficiente para abastecer a los mercados.
La industria automovilística atraviesa una grave falta de semiconductores.
Gigantes de la industria como Volkswagen, Nissan, Honda, Ford, SEAT y muchas más están reduciendo el ritmo de fabricación adaptándose a la disponibilidad de chips. Muchas, por no decir que todas, están sufriendo importantes retrasos de hasta ocho meses. La situación es insostenible, y es necesaria la puesta en marcha de las fábricas que se están levantando en este momento.
Durante una conferencia en la Tech Week italiana de la semana pasada, Elon Musk pronosticó que la crisis mundial de microchips se acabaría a corto plazo. El director general de Tesla confía que las nuevas fábricas puedan suplir la falta actual y regular el mercado para retornar a ritmos de producción normales y anteriores a la pandemia de COVID-19. "Creo que tendremos una buena capacidad para suministrar chips el próximo año", agregó el magnate americano.
Hay que reconocer que Tesla ha sido una de las mejores compañías en campear el temporal. Aunque la crisis global de falta de microchips les ha afectado, el daño causado no ha sido tan grave como en otros fabricantes. Además de tener una producción menor a la de otras marcas, Tesla tiene muy localizada la fabricación, lo que facilita la distribución de componentes. A pesar de ello la falta del preciado componente, así como los efectos remanentes de la pandemia, provocarán que Tesla no supere la barrera de un millón de vehículos fabricados. Se esperaba que tal mágica cifra se coronará este año, pero tendrá que ser el que viene.