Todavía no podemos ver las consecuencias que tendrá la situación que se está dando en el Mar Rojo, pero en las próximas semanas, más a finales de enero, el precio de todo aquello que llega a Europa desde Asia tendrá que subir irremediablemente.
Por tanto, también el de los coches eléctricos, ya que un buen número de vehículos electrificados vienen desde allí y gozan de una importante cuota de mercado en nuestro continente. Su precio contenido, al que los fabricantes europeos apenas pueden hacer competencia, es la clave de la meteórica crecida en las ventas. Eso ha hecho que marcas chinas como BYD estén luchando de tú a tú con Tesla. De hecho, la propia Tesla y otros fabricantes como Volvo fabrican en Asia para abaratar costes.
Ahora, los hutíes están bloqueando y atacando a navíos comerciales en el Canal de Suez, lo que podría desembocar en una nueva crisis de suministros, con todas las consecuencias que eso tiene sobre el cliente final. Detrás de esta crisis está el conflicto entre Israel y Palestina, ya que los rebeldes llevan a cabo estas acciones como represalia por el bloqueo israelí a la entrada de la ayuda humanitaria en Gaza.
Hay que tener en cuenta que el 12% del comercio mundial atraviesa el Mar Rojo, moviendo un 30% de los contenedores que llegan a todos los puntos del planeta. Es una cuestión logística estratégica: la entrada por el Canal de Suez ahorra a los barcos de mercancías miles de kilómetros de navegación y, por extensión, otros tantos miles de euros en concepto de transporte. La solución alternativa y mucho más costosa es bordear África, que es lo que están empezando a hacer cientos de buques que quieren evitar estos bloqueos.
Como no puede ser de otra manera, esto está obligando a las empresas navieras a ajustar los costes de transporte de cualquier producto que haya tenido que cambiar su recorrido para llegar a Europa. Los coches, los eléctricos, incluidos, también están sufriendo las consecuencias. Hay expertos que hablan de un aumento de los gastos de hasta cinco veces más.
Pero la subida de precios no sería la única consecuencia. También se esperan retrasos en la llegada de los automóviles frente a hace unas semanas, ya que los tiempos de navegación han aumentado. Además, para la segunda quincena de enero, salvo que el problema se solucione pronto, se habla de una escasez de buques para cubrir la necesidades a nivel global.
China exportó cerca de dos millones de vehículos a Europa durante el pasado año, creciendo casi un 150% con respecto a 2022, y ese número no tiene intención de frenarse. Por eso no es de extrañar que los fabricantes de coches estén volcados en buscar soluciones a esta crisis.
Algunos de los gigantes automovilísticos asiáticos ya se han pronunciado. Geely, por ejemplo, propietario principal de Volvo, Mercedes-Benz o Smart, entre otras marcas, ya aseguró que las navieras en las que viajan sus vehículos iban a rodear el continente africano, lo que es un indicativo de lo que podría ocurrir en los próximos meses con sus precios.
Pero no sólo afecta a los fabricantes asiáticos. Hay que tener en cuenta que el Tesla Model 3 se fabrica en China y que Stellantis, por su parte, también tendrá que hacer frente a este problema. No en vano los coches eléctricos más baratos del mercado, como el Dacia Spring, llegan desde China. Esto podría incidir en su precio y también en el de otros tantos modelos que ahora mismo se pueden llegar a adquirir en España por menos de 25.000 euros.
BYD, Aiways y otras tantas de las que se han quedado sin el Bono Ecológico en Francia, el equivalente al Plan Moves III en nuestro país, también estarían afectadas en su mayoría por esta problemática.
Los impactos más inmediatos se estarían suavizando mediante el uso de la red ferroviaria, una medida que, por otro lado, ya estaría funcionando a pleno rendimiento y es insuficiente para cubrir la demanda que llega desde Europa.