En cualquier máquina, el frío es un enemigo natural para el rendimiento y la eficiencia. Los coches eléctricos sufren, como cualquier otro, ante un descenso agresivo en las temperaturas. Los fabricantes trabajan para minimizar el impacto, pero no todos logran el mismo grado de efectividad. Una nueva generación de coches eléctricos en Volkswagen ya está sobre el asfalto. El ID.7 quiere representar un punto de inflexión y, para eso, la berlina debe cumplir correctamente en cada uno de los escenarios a los que se enfrente. Las primeras pruebas en condiciones normales y en frío ya se han realizado y los resultados podrían ser, cuanto menos, mejores.
Cuando el termómetro cae, la autonomía de los coches eléctricos, de todos, también lo hace. El sistema trata de proteger el equipo, manteniendo la temperatura de la batería en estado óptimo para sacar su máximo provecho. Sin embargo, esto supone un aumento del consumo y un descenso de la autonomía. También se precisa de más energía para mantener la temperatura dentro del habitáculo. Nada que no ocurra también en un coche térmico, aunque en este caso, precisamente, parte de esa energía térmica se aprovecha para calentar la cabina, en lugar de desperdiciarla. En su momento, Volkswagen aseguró haber desarrollado el sistema de climatización más avanzado del mundo para el ID.7. El coche es capaz de identificar por dónde recibe más luz solar.
Los datos en condiciones reales distan mucho de las cifras homologadas
Como asegura el dicho, de la teoría a la práctica hay una diferencia notable. Si bien las ideas son buenas sobre el papel, estas tienen que confirmarse, en este caso, en la carretera. El Volkswagen ID.7 ya está en manos de los primeros clientes y expertos que están sacando sus primeras conclusiones. Los expertos de Battery Life, un conocido portal de YouTube, en concreto, han sido quienes han emprendido no una sino dos pruebas en condiciones de frío extremo. Una de ellas con el sistema de climatización activado y otra con él apagado. Cabe la pena mencionar que la temperatura exterior durante la jornada de ensayos era de aproximadamente 0º C.
El modelo de la prueba era nada más y nada menos que un Volkswagen ID.7 Pro con batería de 77 kWh de capacidad neta y un solo motor de 286 caballos. Oficialmente, anuncia una autonomía eléctrica de 620 kilómetros con un consumo combinado de 14,1 kWh por cada 100 kilómetros recorridos. Como estamos ante una prueba en condiciones reales, la velocidad fue en todo momento de 130 km/h, la máxima permitida. Teniendo esto en cuenta, en el primero de los ensayos, con todo apagado para reducir el consumo, el ordenador de a bordo del ID.7 marcó un gasto de 21,9 kWh para una autonomía total de 338 kilómetros, un 45,6% menos del dato oficial registrado por Volkswagen.
En la segunda de las pruebas, con la climatización activada y una temperatura exterior más baja, el ID.7 ha logrado recorrer un total de 305 kilómetros, un 50,9% menos de autonomía. No hay duda de que los resultados son bastante decepcionantes. Si bien es cierto que las condiciones de la prueba han sido exigentes, no es normal que la berlina alemana sufra tanto cuando la temperatura caiga agresivamente. Perder un 50% de la autonomía es mucha pérdida. Si tenemos en cuenta que nadie llevará al límite la vida de la batería, podríamos deducir que el ID.7, en estas condiciones, no será capaz de viajar más de 280 kilómetros sin pararse a recargar.
Varios son los culpables de esta desajuste, primero, Europa por no reforzar sus pruebas WLTP y, después, el fabricante por no ser más certero con sus estimaciones.