El Mazda CX-5 se presentó en 2012 convirtiéndose en un referente dentro del segmento de los SUV compactos. La marca japonesa apostó por una combinación de diseño, eficiencia energética y tecnología. Destacó por sus líneas elegantes y una ingeniería que priorizaba tanto el rendimiento como la economía de combustible. Con la incorporación de la tecnología SKYACTIV, el CX-5 se consolidó como un vehículo capaz de ofrecer una conducción dinámica sin renunciar al confort.
El Mazda CX-5 ha evolucionó en 2017, con su segunda generación, adaptándose a un mercado en constante cambio y a la creciente demanda de soluciones más ecológicas. Las actualizaciones incluyen mejoras en seguridad, tecnología y confort, consolidando al modelo como una opción atractiva para las familias.
Tercera generación llegará en 2025
Tras las recientes imágenes captadas por Carscoops durante una fase de pruebas en carreteras alemanas, que se suman a otras previas realizadas en Estados Unidos, se refuerza la certeza de la inminente llegada al mercado de la tercera generación de este SUV japonés.
En su versión actual, el Mazda CX-5, lleva en el mercado durante 8 años con lo que ya habría cumplido su ciclo de renovación. En este tiempo ha sabido mantenerse en el mercado con un diseño que ha trascendido las exigencias cambiantes de los compradores.
En España, por ejemplo, el modelo ha registrado un crecimiento del 14,55% en los dos primeros meses de 2025, lo que evidencia no solo su popularidad sino también la confianza de los consumidores en la marca. A lo largo de este tiempo, el CX-5 se ha consolidado como un vehículo versátil y atractivo tanto en Europa como a nivel internacional, convirtiéndose en un referente en el segmento de los SUV familiares.
La nueva generación promete continuar esta tradición, respetando la silueta y las proporciones que han caracterizado a sus predecesores, lo que apunta a un resultado continuista que no abandona la esencia que tantos seguidores le han conferido a lo largo de los años.
Aunque las imágenes captadas no revelan los detalles del nuevo diseño, ya se pueden intuir ciertos cambios que marcan una evolución sutil pero significativa. En el frontal, se observa una reducción en el tamaño de los faros, que se presentan más estilizados que en la versión actual.
La parrilla mantiene su inconfundible forma en “V”, aunque incorpora un nuevo detalle en el borde inferior que une ambas ópticas, recordando el estilo recientemente exhibido en el Mazda 6e. El paragolpes delantero ha sido rediseñado, ofreciendo unas entradas de aire completamente diferentes a las de la generación anterior, lo que sugiere una mayor integración estética y funcionalidad en términos de refrigeración y rendimiento.
En la zaga es donde se aprecian las mayores novedades. Los faros traseros han sido alargados y estrechados, presentando en un tamaño notablemente mayor que en el modelo actual, lo que recuerda a las últimas versiones del Mazda CX-60, hermano inmediato en la escala de la firma japonesa.
Además, el portón trasero de gran tamaño subrayan el carácter familiar del vehículo, mientras que el paragolpes incorpora una doble salida de escape, un guiño a la deportividad que Mazda siempre ha sabido imprimir en sus vehículos. Aunque aún no se han revelado imágenes del interior se espera un puesto de mando dotado de materiales de alta calidad y la última tecnología, además de una mayor habitabilidad y capacidad de maletero.
Mecánica propia, sin la intervención de Toyota
Una de las novedades más destacadas para esta nueva generación es la incorporación de una mecánica híbrida desarrollada de forma completamente interna por Mazda. La compañía japonesa apuesta por una tecnología propia que promete mejorar significativamente la eficiencia y el rendimiento del vehículo prescindiendo la habitual colaboración con Toyota.
Esta novedad se enmarca en la estrategia de Mazda de avanzar hacia un futuro más sostenible, en línea con las tendencias del mercado de movilidad eléctrica e híbrida. Además, se ha hablado de la posible incorporación, para un futuro próximo (alrededor de 2027), de una nueva serie de motores que podrían bautizarse como Skyactiv-Z, cuyo desarrollo apunta a dar un salto cualitativo en términos de tecnología y eficiencia.
Aunque aún quedan muchas incógnitas respecto al lanzamiento definitivo del nuevo Mazda CX-5, algunas informaciones indican que lo veremos en los próximos meses, aunque la disponibilidad de las primeras unidades podría retrasarse hasta 2026.