El Tesla Roadster fue el primogénito automovilístico de Elon Musk. Un modelo que sentó las bases de todo lo que vendría unos años más adelante y que ahora se cotiza con precios, por entonces, inimaginables. El modelo deportivo eléctrico se fabricó entre el año 2008 y el 2011, aunque solamente se ensamblaron 2.000 unidades lo que lo convierte en un vehículo muy buscado en el mercado de ocasión.
Encontrar una unidad con pocos kilómetros en el mercado de segunda mano ya es algo complicado. Por eso, dar con tres unidades sin estrenar y abandonadas en un contenedor es algo que rara vez sucede. Además, el paso del tiempo ha jugado malas pasadas a ciertas unidades, que, aparte de su elevado precio, requieren de ciertas reparaciones y puesta a punto. Esto eleva la factura final y hace que el Tesla Roadster ya esté reservado para bolsillos holgados.
Gruber Motors, una empresa estadounidense con sede en Phoenix (Arizona) especializada en la reparación y restauración de baterías de vehículos eléctricos, especialmente las baterías utilizadas en los vehículos Tesla, está ayudando al propietario a encontrar compradores para estas tres unidades encontradas en China.
Muchos adinerados de todo el planeta estarán interesados en pagar toda una fortuna por hacerse con un Tesla Roadster totalmente “a estrenar”. El propietario y la empresa que colabora en la venta alegan que por ellos no ha pasado el tiempo. “Es como si hubiésemos tomado una máquina del tiempo y regresamos una década atrás”.
Los tres coches han estado almacenados en unos contenedores marítimos de transporte desde el año 2010, totalmente intactos y acumulando cargos de almacenamiento que están siendo sufragados por el nuevo propietario (y vendedor). Cada unidad se envió con unas cajas: la más pequeña se supone que guardará los cables de carga, mientras que otra más grande hace lo propio con el techo rígido del Roadster.
Su nuevo propietario, de origen estadounidense, afirma que está dispuesto a volar a China para reunirse con posibles compradores y mostrarle los coches. No obstante, si estas unidades no encuentran un nuevo dueño en las próximas dos semanas, los vehículos serán devueltos a Norteamérica, donde serán puestos a punto y subastados posteriormente.
El aspecto exterior es excelente, más allá de una mera capa de polvo, ya que estos contenedores están sellados para evitar que entren grandes cantidades de suciedad u otros elementos. El interior también se conserva como nuevo; de hecho, aún tiene numerosas pegatinas y plásticos protectores por buena parte de sus paneles. Lo que es un completo misterio es su estado mecánico, ya que los coches no han sido testados en este apartado. Sí se espera que precisen de un cambio completo del paquete de baterías.
Cada una de las unidades presentan las especificaciones con las que se comercializaban para el mercado estadounidense. De los tres coches, el primero es de color rojo y contiene la máxima dotación de extras que se podían montar en aquel momento; el segundo es idéntico, aunque de color naranja. Finalmente, el tercero de ellos también está decorado en color naranja, pero su acabado es el “básico”.
Su actual propietario espera vender los tres vehículos de un mismo golpe por una cantidad de 150.000 dólares (50.000 dólares por unidad). En caso de hacerle una oferta individual, el coste ascenderá a 76.000 dólares. A este montante, recordemos, hay que sumar los gastos de revisión y, muy probablemente, de sustitución de algunos componentes mecánicos, lo que, con facilidad, supondrá un montante de más de 100.000 dólares. ¿Merecerá la pena? A decir verdad, pocas unidades usadas bajan de ese precio en el mercado de segunda mano, por lo que, para muchos, puede suponer un chollo.