La certeza de que el coche eléctrico tiene un futuro prometedor por delante ha llevado a crear un escenario que, en algunos momentos, recuerda la burbuja que se produjo con las empresas "puntocom" en la década de los noventa. Constantemente surgen nuevos fabricantes con productos prometedores que buscan inversores para hacer realidad un proyecto que puede ser real o solamente humo. Algunos de estos fondos se han lanzado a apoyar a empresas que ni siquiera han fabricado un vehículo que pueda producirse. Entre ellos, hay uno, Faraday Future, que parecía tener un producto prometedor y que se ha diluido como un azucarillo.
Entre todos los fabricantes emergentes, ¿quién será capaz de capear el temporal y convertirse en un Tesla o en un Amazon? ¿Quién acabará enterrado en sus propias cenizas? O incluso, ¿quién acabará sometido a procesos judiciales tras maniobras sospechosas? Dos empresas destacan sobre el resto por su aparente seriedad: Rivian y Lucid Motors. Sin embargo, otros como Lordstown Motors se enfrentan a aguas turbulentas en el camino hacia la producción de sus coches eléctricos. Algunos analistas le acusan de haber falsificado los números de sus pedidos para lograr que los inversores se fijen más en él, y que carece de efectivo para terminar el trabajo que ha empezado. Hace unos días se confirmaba que otro fabricante, en este caso de origen chino, tiraba la toalla: Byton se ha declarado en bancarrota y podría estar en el comienzo de su desaparición.
Presentación del FF91 en el CES de Las vegas de 2017.
En este escenario, ¿dónde se encuentra Faraday Future? Una información reciente publicada por Automotive News investiga las perspectivas de esta compañía lanzada en 2014. La empresa comenzó a tener serias dificultades económicas a raíz de una disputa con una de sus principales fuentes de financiación, Evergrande Health. Eso obligó a la startup californiana, fundada por el controvertido multimillonario chino Jia Yueting, a reducir el salario de sus trabajadores un 20% y frenar los planes de producción del FF91, su primer coche eléctrico. Los continuos problemas con la financiación acabaron con su dimisión. La startup se declaró en bancarrota en octubre de 2019. Tras ser rescatada una primera vez, se puso al frente de ella Carston Breitfeld, un ingeniero alemán, exejecutivo de BMW que participó en el desarrollo del BMW i8, un deportivo híbrido enchufable que causó sensación por su tecnología y rendimiento (que, curiosamente, también cofundó Byton).
Su intención era que su fábrica de Hanford en California produjera, a partir de septiembre de 2020, 10.000 unidades del FF91 cada año. Su salida a bolsa en julio de este año permitió que recaudase un millón de dólares con los que poner por fin en marcha el FF91. Si bien las primeras unidades de este crossover eléctrico deberían haber llegado en 2019, Breitfeld afirma que eso realmente no ocurrirá hasta el verano de 2022.
El FF91 es un vehículo eléctrico de lujo presentado en el CES 2017 de Las Vegas, que cuenta con tres motores eléctricos capaces de generar una potencia total de 1.050 CV y acelerar de 0 a 100 km/h en 2,39 segundos. Su precio de venta, estimado en aproximadamente 180.000 dólares, está por encima de la edición de lanzamiento del Lucid Air (169.000 dólares) y es más caro que un Tesla Model X Plaid (120.000 dólares). Con 700 kilómetros de autonomía, Faraday Future lo calificaba como el "más avanzado tecnológicamente del mercado", asegurando que había recibido un total de 64.124 reservas a nivel mundial con un pago inicial de 5.000 dólares (4.500 euros).
El mes pasado, la consultora J Capital Research calificaba a Faraday Future con una "estafa", llegando incluso a afirmar que en su caso la designación EV debería significar "vehículo de malversación de fondos" (Embezzlement Vehicle). El autor de la información sugiere que Faraday Future no es más que un "balde para recolectar el dinero de los inversores estadounidenses y lanzarlo al agujero negro de la deuda de su fundador, Jia Yueting, acusado de fraude y refugiado en China. La información afirma que la empresa carece del personal necesario para iniciar la producción y que incluso se han falsificado reservas de la misma manera que Lordstown Motors. En conclusión, la información finaliza diciendo que el fabricante nunca venderá un automóvil.
Mientras tanto, Faraday Future afirma que está reclutando nuevos trabajadores, ha nombrado recientemente nuevos ejecutivos senior, incluido un vicepresidente de fabricación y trabaja con Myoung Shin, un socio de Corea de Sur que fabrica por contrato y que asegura estar preparándose para ensamblar el futuro FF81, un vehículo eléctrico más asequible que el FF91.
En enero, a pesar de todos sus problemas financieros, Faraday Future afirmaba estar negociando con el Grupo Geely para que fabrique sus coches eléctricos por contrato, además de colaborar en su desarrollo en un nuevo centro de investigación.