Los coches eléctricos y los de gasolina algún día deberían equipararse en precio. De hecho, es más que posible que en unos años se dejen ver eléctricos con un precio inferior a los de motor térmico. Sin embargo, esta posibilidad lleva años prometiendo su llegada. De hecho, si hiciésemos caso de los primeros datos que comenzaron a surgir, esto ya debería haberse producido alrededor del año 2020, algo que no ha pasado.
Pero, ¿cuándo sucederá? En un coche eléctrico, el mayor de sus costes es la propia batería, con lo que en el momento en que estas bajen su precio, también deberían hacerlo los propios vehículos en el momento de la compra. Tanto es así que un estudio realizado por el medio InsideEVs propone que, sin ir más lejos, será en 2025 cuando aterrice esa ansiada equiparación de precios. ¿Será así?
Coches eléctricos y térmicos costarán lo mismo
El estudio, todo sea dicho, se ha llevado a cabo con los datos de Estados Unidos, aunque estos, por lo general, son bastante próximos a los presentados en Europa. Según apuntan desde la agencia Kelley Blue Book, el precio medio de un coche térmico comprado en Norteamérica en junio de 2024 fue de 48.644 dólares, mientras que los eléctricos obtuvieron un coste medio de 56.371 dólares. Unos 8.000 dólares de diferencia.
Pese a este gran salto en el precio entre un coche u otro, entre el año 2008 y el 2023, las baterías de iones de litio tuvieron un descenso en su coste de un 90%. Mirando sus números, pasaron de costar 1.415 dólares por kWh hasta los 139 dólares el kWh en 2023. Esto ha repercutido también en el propio precio de los vehículos eléctricos, ya que estos tampoco cuestan lo mismo ahora que en 2008, cuando apenas había alternativas en el mercado. No obstante, el estudio no concluye ahí.
Tal y como estiman desde Goldman Sachs, todo apunta a que entre el 2023 y el 2025 habrá una diferencia (a la baja) en el coste de las baterías de un 40%. Esto supondría ver el precio del kWh en una batería de iones de litio por debajo de los 100 dólares, lo que debería repercutir en un menor coste de adquisición para los interesados.
Sin embargo, aunque hayamos mencionado anteriormente que el mayor coste en un vehículo eléctrico sea su batería, lo cierto es que esta representa alrededor de un tercio del total. El resto del coche también deberá solucionar otros problemas de costes para lograr apaciguar el precio de salida.
Buena muestra de esto es que los vehículos eléctricos cada vez prescinden más de elementos de construcción física, como botones, palancas u otros componentes. Todo ello en favor de insertarlos en el propio software de la pantalla central de info-entretenimiento, lo que reduce significativamente el coste general del coche. Un buen ejemplo de ello es el nuevo Tesla Model 3, el cual elimina incluso las palancas detrás del volante.
También tendrá mucho que ver el desarrollo que haya tenido el vehículo en sus años de puesta a punto. Por este motivo, marcas como Ford están innovando en el apartado de las plataformas, donde también se va una elevada cantidad del coste total de inversión.
Cuando todos estos casos se den al mismo tiempo, debería suceder la ansiada equiparación en el precio entre un coche eléctrico y uno térmico. De hecho, estos datos apuntan a que no debería tardar mucho en suceder. ¿El próximo 2025? En los próximos meses saldremos de dudas.