La depreciación por la que inmediatamente pasan los coches una vez matriculados, aunque en estos últimos años es menos evidente, hace que en muchas ocasiones algunos modelos se conviertan en auténticas gangas cuando con pocos años de edad llegan al mercado de segunda mano.
En plena era de la transición al coche eléctrico, uno de los modelos que antes irrumpió en escena con prestaciones realmente competentes llegó por parte de BMW haciendo gala de un rompedor diseño y soluciones que nadie ha vuelto a poner en práctica en este ámbito.
Se trata del BMW i3, un modelo que con un formato casi de monovolumen hacía uso de una estructura que combinaba un chasis de CRPF, una mezcla de polímeros de plástico con fibra de carbono, para ofrecer lo que BMW denominaba como el "módulo Life" (el habitáculo, básicamente).
Otra de las señas de identidad del i3 es que para entrar a su fila trasera de asientos se accedía a la fila trasera por unas características puertas de tipo suicida, que es como se denomina entre los aficionados al automóvil a las puertas de apertura contraria al sentido de la marcha.
La primera versión del BMW i3 fue lanzada al mercado en 2018, pero en estas líneas nos centraremos en las versiones que se lanzaron con posterioridad, y más concretamente en el BMW i3 S de 120 Ah, que a tenor de las unidades anunciadas en el mercado de ocasión, son las que mejor relación tienen entre edad, precio, kilometraje recorrido y equipamiento.
Dado que también fue la última de todas las versiones en llegar a las calles, también es la menos propensa a sufrir fallos fruto de la innovación del propio modelo, puesto que fue la que se puse a la venta en última instancia tiene depurados y arreglados más potenciales fallos que las primeras versiones.
Actualmente es posible encontrar multitud de unidades con kilometrajes muy contenidos, en muchos casos de unos 20.000 kilómetros, por poco más de 20.000 euros. Algunos incluso procedentes de vendedores profesionales que ofrecen garantía.
Es decir, por poco más de lo que cuesta un Dacia Spring a estrenar estos días, podemos obtener un rompedor modelo de BMW cuya autonomía en uso real oscilará entre los 150 y los 250 kilómetros. Cuanto más se ciña al ámbito urbano más cercana estará del segundo dato, aunque la homologada se sitúa en 284 kilómetros.
En términos técnicos, el i3 S de 120 Ah hacía uso de una batería de 37,9 kWh de capacidad útiles para alimentar un motor eléctrico que, situado en el eje trasero para dar propulsión a estas ruedas, rendía 184 CV. Fruto de esta potencia y de un contenido peso de 1.365 kilos gracias al material de su estructura, el i3 S ofrecía un 0 a 100 kilómetros por hora en tan sólo 6,9 segundos.
Con sus cuatro plazas, cuatro metros exactos de longitud en esta variante y un maletero de 260 litros, el i3 puede ser el segundo coche idóneo para familias que se encuentren en la necesidad de dar con un coche de enfoque urbano con la etiqueta '0 Emisiones' de la DGT.
Hay dos aspectos de importancia a tener en cuenta para quien se encuentre valorando la compra del BMW i3. Como en todo coche de segunda mano que funcione a base de baterías, lo primordial es comprobar la salud de estas y así evitar una costosa susticución de las mismas sin esperarlo.
El segundo aspecto está en su chasis, por un lado, antes de adquirir la unidad elegida, se ha de comprobar que la estructura de CRPF no ha tenido ningún tipo de daño durante su vida, ya que comprometería la seguridad de los ocupantes, y de estar dañada será, con toda seguridad, muy costoso de reparar. Debido a su alto coste de reparación, también se recomienda optar por un seguro a todo riesgo, pues en caso de sufrir daños se evitará correr con la cuantía de reparar esta estructura.