Los fabricantes alemanes se van a quedar este año sin "el premio más prestigioso" otorgado por parte de la prensa germana del sector automotriz, el "Volante de Oro", y el resto también. Según informa Autonews Europe, la empresa organizadora del evento, Axel Springer, ha anunciado que la edición 2018 de su premio no se llevará a cabo debido a que sencillamente "no es el momento".
El Volante de Oro es un premio especialmente reconocido en Alemania, la cuna de la industria del automóvil europeo y, concretamente, la casa de grupos tan importantes como Daimler o Volkswagen. Aunque los coches extranjeros también tienen su sitio en los premios (como el Aston Martin DB11, que se llevó el premio al más bonito, y el Opel Ampera-E, premiado como mejor coche pequeño a pesar de ser un Chevrolet importado), la realidad es que los fabricantes alemanes tienen un enorme peso en el mercado nacional, con lo que suelen recibir muy buenas valoraciones por parte de prensa y público.
Ahora, tras haberse conocido las consecuencias del 'dieselgate', la editorial alemana prefiere dejar desierto el premio: la edición 2018 del Volante de Oro no se celebrará debido a que la industria alemana está pasando por un momento muy difícil debido a los recientes acontecimientos en torno al escándalo del diésel y los motores con emisiones trucadas. "Amamos los coches. La gente que los fabrica, compra y conduce son nuestros clientes también como lectores", dijo Marion Horn en la editorial de Bild Am Sonntag el pasado viernes. "No es el momento de dar premios y celebrar", aseveró.
La decisión de la editora Axel Springer llega justo después de que el presidente de Audi, Rupert Stadler, fuese detenido por las autoridades a raíz de la investigación del 'diéselgate', el escándalo de los motores trucados destapado hace ya tres años. A esto hay que sumar que, desde la semana pasada, Mercedes-Benz tiene que llamar a revisión 744.000 coches con motores diésel para revisar el software fraudulento que tienen instalado. Volkswagen, por su parte, aceptó pagar una multa de mil millones de euros en compensación por los beneficios generados gracias al software ilegal de sus motores diésel.